El Cáceres no debió salir muy contento del IV Congreso de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB), que tuvo lugar el pasado sábado en Sitges. Varias de las decisiones que se tomaron ponen a la entidad verdinegra en un apuro. Las más llamativas son la obligatoriedad de confeccionar, la próxima temporada, un presupuesto mínimo de 3.005.060 euros --500 millones de pesetas-- y la exigencia, en un plazo de tres a cinco años, de disponer de un pabellón con un mínimo de 7.000 espectadores de capacidad.

Seguramente estas dos cuestiones suenen un poco lejanas ahora que el Cáceres habita perennemente en una crisis económica que amenaza su futuro en la máxima categoría del baloncesto español. El consejo de administración prepara frenéticamente la asamblea general de accionistas de mañana, en la que se aprobarán las cuentas de la temporada pasada y el presupuesto de la actual. También podría haber otras sorpresas en el informe económico que el presidente, José María Bermejo, ofrecerá a los aficionados. Las vibraciones pesimistas vuelven a hacerse dueñas del entorno del club, ya que el plan de viabilidad diseñado por los nuevos dirigentes no acaba de despegar.

LA CITA DE SITGES

Antes que todo eso, el Cáceres recibió noticias preocupantes para el futuro. La ACB dejó claro en Sitges que no quiere clubs pobres y así amplió considerablemente el presupuesto mínimo que sus asociados deben presentar antes de cada campaña. Los poco más de tres millones de euros son una cifra que el Cáceres no ha alcanzado, en términos reales, desde que ascendió, aunque sí puede conseguirlo si incluye en la lista de gastos establecida previamente el pago de su deuda.

Salvado ese obstáculo, la siguiente preocupación sería, a partir del año 2006, ubicar a mil espectadores más en el multiusos Ciudad de Cáceres, que tiene capacidad para 6.000. Los clubs que asciendan a partir de ahora deberán tener un pabellón de 7.000 y no de 5.000, como hasta ahora.

Otra exigencia de la ACB que es dudoso que hoy por hoy pueda cumplir el club cacereño es la de disponer de una estructura profesional de organización, ya que ni su gerente, Santos Chaso, ni su director deportivo, Martín Fariñas, se dedican íntegramente a sus respectivas labores. Tampoco Bermejo en su nueva etapa como presidente realiza esa labor de forma profesional. Sólo se dispone de una secretaria y un contable para el trabajo diario.

Otro acuerdo fue la aprobación de un plan de marketing para los próximos cuatro años.