CACERES 2016: Kelvin Peña (20), José María Panadero (3), Alberto Aspe (0), Luis Felipe Gruber (18), Juan Sanguino (10) --cinco inicial-- Ricardo Busciglio (6), Sidao Santana (12), Lorenzo Díaz (0).

BASKET MURO: David García (9), Pablo Giménez (2), Israel Pampín (6), Antonio Cañellas (3), Edward Cage (15) --cinco inicial-- Iker López (10), Riera (4), Jeff Bonds (13), Javier Pampín (3), De la Casa (0), Sergio Rodríguez (11).

ARBITROS: Jordi Feixa y Alvaro Rodríguez. Eliminado: Sidao (min. 34).

MARCADOR POR CUARTOS: 18-22, 32-34, 45-58 y 69-76.

Tercera decepción consecutiva para el Cáceres 2016, que está torciendo una temporada que había empezado de modo perfecto. Esta vez acabó derrotado por el Basket Muro de modo casi idéntico a lo ocurrido ante Caja Rioja y Akasvayu Vic: tras una primera parte meritoria, el equipo acaba fundido por la escasez de efectivos.

Es una obviedad que con siete jugadores profesionales no puede afrontarse con mínimas garantías en una competición exigente. Ya la victoria de Santa Pola resultó una heroicidad, pero a partir de entonces todo han sido reveses. Vale que no hay que repetir errores del pasado ni empeñarse con dinero que no se tenga, pero este club debe plantearse en serio y ya mismo la llegada de refuerzos. Está en juego buena parte de la ilusión recuperada hasta ahora. Hay tiempo para volver a engancharse a la zona alta de la clasificación.

MUCHOS ERRORES Para ello no bastará con fichar. Hay que intentar que los que están, rindan. No ocurrió eso anoche, sobre todo en el juego exterior. Kelvin Peña puede presumir de sus 20 puntos, pero no de haber ordenado el juego ofensivo como le corresponde a un buen base; José María Panadero no vio aro, lo mismo que Alberto Aspe. Entre los tres, 2 de 21 en triples, ahí es nada. Imposible ganar así.

Casi habría que considerar un mal menor haber perdido solo de siete puntos. Y eso que en la primera parte el desempeño cacereño no fue del todo malo. La actitud --irreprochable, eso sí-- sirvió para seguir en el partido durante esos primeros veinte minutos (32-34), gracias al esplendoroso Luis Felipe Gruber --reservado obligatoriamente por las faltas-- y al dominador Sidao Santana.

ESPERANZA FRUSTRADA También Busciglio demostró llevar mejor la batuta que El Pollito , pero fue cruelmente castigado por su entrenador, Fede Pozuelo, cuando, en el tercer cuarto, fue sentado tras no decidirse a tirar en su primera acción tras entrar en pista. Hasta el público le censuró al técnico su inflexibilidad con un jugador que, es evidente, necesita confianza en su lanzamiento.

El Basket Muro seguía con la iniciativa y a lo suyo, esperando el momento de romper el choque. Fue entre el final del tercer cuarto (45-58) y el inicio del cuarto. El terrible 47-68 cuando restaban apenas 8 minutos auguraba una derrota dura, pero al menos el Cáceres demostró que tiene orgullo y, con un parcial de 12-0 a base de defensa, regeneró la esperanza. Pero era demasiado. Los triples siguieron sin entrar, las faltas personales se acumularon y a lo máximo que se pudo aspirar fue a un average decente. Al equipo le falta oxígeno y la calidad de sus entrenamientos con un puñado de jugadores no es la mejor posible.

Ayer hubo menos público. Cosas del puente, pero también de que el mejor alimento para los proyectos son las victorias.