CACERES 2016: Kelvin Peña (11), Grúber (13), Panadero (10), David Patten (10) Sidnei Santana (7) --cinco inicial-- Busciglio (4), Sanguino (13), Aspe (4), Félix Ortiz (2).

ALIMENTOS DE PALENCIA: Berry (6), Bouldin (12), Javi Pérez (7), Staton (9), Edward Santana (20) --cinco inicial-- Bruno Piñero (6), Coehlo (4), Sebastien Maio (9).

MARCADOR POR CUARTOS: 25-25, 44-43, 57-58, 74-73.

ARBITROS: Morales y Martín. Eliminados: Sidney Santana (min. 37) y Berry (min. 39).

INCIDENCIAS: Primer partido de LEB Plata en la vuelta del basket profesional al Multiusos.

El italo-brasileño Luis Felipe Grúber, un jugador sobrio, de esos de hacen mucho y se les nota poco, consiguió ayer una canasta postrera que valió un triunfo, pero pudo haber logrado un botín más preciado: el relanzamiento del nuevo proyecto baloncestístico cacereño.

Grúber pudo haber logrado un buen puñado de socios. Era fundamental comenzar ganando. Todo a pedir de boca. Salió el guión casi perfecto (lo del casi es por el errático juego de algunas fases): épico triunfo y estallido final, con el ya clásico ¡Cáceres, Cáceres, Cáceres!, tantas veces entonado desde la grada.

El partido de la vuelta al baloncesto oficial fue, sobre todo, emocionante. Por lo que significaba y también, por qué no, por lo que fue. El equilibrio fue la nota dominante de los 40 minutos. El rival, el Alimentos de Palencia, está llamado a estar arriba, liderado por Quino Salvo, un entrenador modelo de garra, y el exverdinegro Edward Santana, que en el primer tiempo explotó su enorme condición atlética para mantener a su equipo en el partido.

No hizo falta que Sidao se cargara de faltas. Ni que Patten fallara más de la cuenta. Ni que El Pollito se aturullara. Además del también extremeño Félix Ortiz --este jovencito promete, y no poco-- los dos productos de la casa, José Panadero y Juan Sanguino, fueron de lo más sobrio de los locales con sus puntos y su personalidad. El héroe final, Grúber, fue el nombre del día, sin duda.

Ante un equipo muy físico, el primer tiempo tuvo una anotación alta y un ritmo frenético. En el segundo, los fallos fueron una constante. También estaba en el guión. No hay que olvidar que esto no es la ACB, aunque sí puede asemejarse por momentos a la antigua LEB (ahora con el apellido Oro). El baloncesto ha vuelto para quedarse.