Mike Higgins y el Cáceres Destino Turístico caminan hacia el divorcio, al igual que ocurrió la semana pasada con Derell Washington, cuyo nombre ha sonado en Granada para sustituir a Veljko Mrsic. El pívot nacionalizado tampoco entrenó ayer, por segundo día consecutivo, y su situación con el club va por el claro camino de bloquearse definitivamente.

PROBLEMAS La entidad verdinegra abrirá hoy expediente a Higgins si también se niega a entrenar. El trámite podría acabar con la rescisión de su contrato, igual que con el de Bryan Sallier, que sigue faltando a los entrenamientos, como en las dos últimas semanas. Desde el Cáceres se considera "desproporcionado" que los profesionales hayan tomado esta medida "porque la cantidad que se les adeuda no es excesiva". En el otro bando, los jugadores dicen estar más dolidos con las "promesas incumplidas" que se les hicieron desde el club que por los impagos en sí.

La cuerda se tensa aún más con el desplazamiento que a partir de las 12.00 horas de hoy realizarán a León para jugar mañana (21.00 horas). Higgins y Sallier han sido incluidos en el plan de viaje y en la lista de convocados, aunque nadie cierta sabe decir si viajarán y si después jugarán. En el vestuario el ambiente está complicándose a pasos agigantados, pese a los intentos de Ñete Bohigas de hacer piña contra toda la adversidad con la que tiene que trabajar a diario. Lo que ocurra después del parón navideño también es una incógnita si los impagos no se resuelven: los jugadores sólo pueden irse a otro equipo de la LEB antes del 2 de enero.

En el club siguen trabajando con intensidad para conseguir liquidez. El último paso en la mañana de ayer era conseguir una certificación en la que el Ayuntamiento de Cáceres le confirme la subvención anual de 360.000 euros (60 millones de pesetas) para que alguna entidad bancaria la canjee por dinero. Eso, dice el Cáceres, resolvería prácticamente la temporada.