Tres derrotas consecutivas por un total de cuatro puntos de diferencia. No pasa mucho en el baloncesto: suele decirse que los finales apretados suelen repartirse casi de forma equitativa los dos distintos desenlaces posibles. En el Cáceres Patrimonio de la Humanidad no ha sido así en las últimas semanas: 87-86 en Palencia (incluyendo prórroga), 63-65 en casa ante el HLA Alicante y 77-76 el viernes en la pista del Carramimbre Valladolid.

A todo ello habría que unir lo sucedido en la séptima jornada frente al Ourense (68-69), lo que deja un dato demoledor: cuando los encuentros se resuelven por menos de dos puntos de margen, el balance es de cero victorias y cuatro derrotas. Un lastre que el equipo ha trabajado por soltar, pero aún no lo ha logrado.

«Ya son muchos así. Espero que el esfuerzo que realizan los chicos nos ayude a que estos partidos al final nos ayude a que estos partidos al final caigan de nuestro lado», deseó Roberto Blanco minutos después de caer en Valladolid. «Estoy aquí para ganarme el respeto de los árbitros, de los jugadores, de los entrenadores, de los rivales. Poco a poco lo vamos consiguiendo», había soltado antes.

¿El arbitraje? Hubo una doble vía en su análisis: por un lado dijo que su equipo no había perdido por sus decisiones, sino por sus propios errores, pero no evitó ir al detalle a lo sucedido en el último cuarto. «Somos dos equipos de mucho contacto físico. Nos va bien ese juego y lo promovemos sin tapujos. La vara de medir tiene que estar muy equilibrada. Al final se confunden, como todos, pero sí que es verdad que ha habido alguna acción que te sorprende por ese criterio que habían mantenido excelentemente bien en la primera parte. Luego ya se ha ensuciado un poco», lamentó.

UNA CUESTIÓN DE ADAPTARSE / Tampoco pareció gustarle lo sucedido a dos décimas del final, cuando se le concedió un tiempo muerto al Carramimbre Valladolid cuando el Cáceres protestó violación por 5 segundos sin sacar de fondo. «Tendremos que adaptarnos a lo que hemos visto», concluyó sobre esta cuestión, por mucho que al mismo tiempo sostuviese que no podía «decir nada sobre el arbitraje porque bastante difícil es».

Blanco habló de un partido «como esperábamos, contra un grandísimo rival» y criticó la fría puesta en escena de sus jugadores, cuando se acumularon rápidamente 10 puntos de desventaja. «Tenía la esperanza de que saliésemos más concentrados al principio», indicó. Pasó a elogiarlos enseguida: «Al final es un equipo que siempre lucha, pelea, lo da todo y tiene garra. Nos hemos metido en el partido, estando cerca. Pero hemos vuelto a cometer errores en el rebote ofensivo y cometiendo alguna pérdida absurda por forzar situaciones con bote. Hemos tenido opciones de ganar».

La derrota encajada en Valladolid hará perder cuando termine la decimocuarta jornada una posición al conjunto cacereño, que sigue, como noveno, en zona de ‘playoffs’. Los tres resultados negativos consecutivos han pesado inevitablemente para un equipo que llegó a ser quinto. En todo caso, el balance de 7-7 a estas alturas está probablemente en consonancia con las expectativas de los más optimistas a principios de temporada.

Los jugadores y técnicos disfrutarán ahora unos días de descanso y la mayor parte de ellos los pasarán con sus familias, aunque están citados en el Multiusos para entrenar la tarde del Día de Navidad. El siguiente partido, el último del 2019, no es hasta el domingo 29. Será de nuevo a domicilio, en la pista del Leyma Coruña (18.00 horas), quizás con marcador apretado otra vez…