Las lágrimas de aficionados al final del choque eran la imagen más expresiva de una derrota para la historia. Como si de una última oportunidad se tratase, los seguidores más fieles del Cáceres hicieron el esfuerzo en lo que probablemente sea su último viaje en el tren de la ACB. Su apoyo constante y su desazón final serán la herencia de la tarde pucelana.

Tras llegar en cuatro autobuses y numerosos coches particulares, los 300 cacereños dieron una espectacular lección, un poco al estilo de los viejos buenos tiempos . Desde antes de una hora estuvieron animando al equipo, ensordeciendo a menudo al resto del casi repleto polideportivo Pisuerga.

Todos estuvieron en Valladolid. El alcalde de Cáceres, José María Saponi, viajó desde Santander, donde tenía una reunión, para apoyar al equipo. "Hemos tenido que pisarle , pero al final hemos podido llegar a tiempo", comentaba uno de sus colaboradores. Era la primera vez desde la fase final de la Copa del Rey Málaga-2001 en la que el edil presenciaba un partido fuera de casa de los verdinegros.

En el pabellón también podía verse a exdirectivos como Pedro Núñez y Eduardo Chacón --éste, con pasado universitario en la ciudad-- o a antiguos empleados del club, como Manuel Hurtado, que comentó el partido para la Cadena Cien-Cope. El exjugador cacereño Miguel Angel Reyes, que militó en los dos clubs que ayer se jugaban la vida, también estuvo.

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Del público local destacó su educación. Hasta aplaudió al Cáceres al final, seguramente a modo de despedida. Sólo hubo algo de mal gusto en los gritos finales de "El año que viene, Cáceres-León", influidos por la eterna rivalidad interna entre castellanos y leoneses. Estos andan metidos desde hace tres años en la categorá inmediatamente inferior.

No hubo ningún tipo de incidente y los temidos problemas de falta de entradas no se registraron. Los cacereños pasaron casi toda la jornada visitando el centro de Valladolid o comprando en El Corte Inglés. Tras la derrota, recogieron sus banderas, bufandas y cánticos y se esfumaron con la mirada perdida. "Al menos con la autovía nos ahorramos el tramo de Baños". Triste consuelo.