El Cáceres Patrimonio de la Humanidad juega hoy en Oviedo (Pumarín, 20.45 horas, Radio Sansueña, FEB TV)) con un objetivo evidente: curar la profunda brecha en el mismísimo mentón que le produjo la derrota del viernes ante el Breogán (50-113), que le ha dejado maltrecho y colgado el cartel de colista de la LEB Oro.

Ya no es el momento de pedir perdón, y sí de actuar. El propio jefe del vestuario, Ñete Bohigas, así lo proclamó ayer, antes de emprender viaje a Asturias. «Evidentemente, tenemos que restañar heridas, jugar con confianza e ilusión», dijo el técnico. «Hemos tenido dos días para entrenar y preparar este partido tras el traspié y espero que lo hagamos bien y respondamos», subrayó.

No será fácil asaltar Pumarín, una cancha especialmente caliente en la que el equipo local espera también resarcirse de la primera y única derrota sufrida hasta el momento: 106-83 en Burgos que, aunque no del relieve de la paliza a los extremeños, sí ha dolido especialmente.

«Oviedo es un equipo de playoff que este año quiere dar un paso hacia adelante. Tienen un muy buen perímetro, con grandes anotadores de tres puntos y hacen un trabajo colectivo realmente bueno», analiza Bohigas. Por ello, la receta es evidente: «tenemos que estar al cien por cien para poder competir». Además, añade el entrenador, ese nivel de concentración tendrá que ser máximo para «intentar ganar» y acabar con las lógicas “inseguridades” que se han dado en el grupo a raíz del calamitoso inicio de competición. Nadie podía intuir que la situación se tornara tan complicada en este tramo, aunque cierto es que desde el club y el propio entrenador se ha subrayado que este año la LEB Oro iba a ser más fuerte y que el equipo verdinegro nacía con aún más humildad que en campañas anteriores. Aun así, algo similar pudo suceder la temporada anterior y el Cáceres estuvo en la vanguardia de la liga. Aún hay tiempo para, como dicen, rectificar.