Vuelta a la sonrisa, aunque sea por la vía práctica. El Cáceres 2016 salió al fin del atasco en el que se había metido en las últimas cinco jornadas, en las que había cosechado otras tantas derrotas. Sin alardes, con muy mal juego en el primer tiempo y notable en el segundo, al menos en el plano defensivo, se deshizo del pobre Ourense, sin duda el equipo menos dotado técnica y tácticamente de todos los que han visitado el multiusos en lo que va de campeonato.

El carácter menor del oponente no resta cierto crédito al éxito del Cáceres, lastrado por los problemas físicos de varios de sus hombres clave y con la ausencia del capitán Juanmi Morales. A ello habría que añadir el aspecto psicológico del mal momento de resultados, otro factor en contra que habría que registrar en el balance. Había que ganar como fuera, muy por encima de cualquier excelencia baloncestística del equipo, y ello se logró a golpe de juego defensivo en los últimos 20 minutos.

Con un Moya tocado y sin duda una rémora en el ataque y un Asselin con un esguince a cuestas, Bohigas volvió a tirar de manual para interpretar un partido ganable. No le salió en el primer tiempo, con fallos continuados en los dos equipos, especialmente por los locales, negados en el tiro y atribulados por la necesidad perentoria de vencer.

En el inicio, las diferencias fueron casi siempre de los gallegos, pese a que el exverdinegro Juanjo Bernabé, sin duda el mayor talento del cuadro de Navarro, no hizo su mejor partido, quizá cegado por el interesante trabajo defensivo de Dani López. En medio del despropósito, unos y otros no podían distanciar al contrario por pura impotencia. El Cáceres no logró su primer parcial a favor hasta el minuto 15, por medio de un triple de Nando Vicario (23-21). Asselin y Blackshear cogían los rebotes en los locales y Wright y Ladson en en los visitantes. La igualdad dominaba el parqué y la grada se aburría ante el paupérrimo baloncesto de ambos.

Las diferencias al descanso (31-35) eran mínimas y, pese al mal partido, se intuía que el Cáceres tenía más opciones, aunque sólo fuera por diferencia de calidad. El Ourense parecía amenazar sólo con Wright, dada la ausencia de Bernabé.

EL DESPEGUE Fue otra cosa el segundo acto. El Cáceres apretó su defensa y, sin acertar en exceso en ataque, se puso con suficiencia por delante. La decisión de Nando Vicario y la intimidación de Asselin fueron más que suficientes para destrozar a los gallegos, que sólo lograron cuatro puntos en el tercer cuarto. El parcial de 14-4 lo dice todo. El Cáceres se había colocado con 45-39 y, pese a los antecedentes de anteriores encuentros, nada hacía presagiar otro descalabro. Y es que el Ourense no es, ni por asomo, ni CAI Zaragoza, ni Ciudad de Huelva ni Fuenlabrada.

Un robo de Dani López por aquí, un rebote ofensivo de Asselin por allá y varios triples del ya certero Iván Humanes inclinaron definitivamente la balanza del lado verdinegro, que llegó a acumular una diferencia de 17 puntos (69-52). Sólo un final de despiste local permitió al Ourense recortar algo las distancias. Daba igual: el Cáceres había sonreído de nuevo. Y bien que lo necesitaba, aunque en absoluto puede sentirse orgulloso de su juego, factor secundario ayer.