Como ya apostó este periódico durante toda la semana a diferencia de los que pensaban que la entidad centenaria iba a disolverse, Antonio Olivera Cachola compró el Club Deportivo Badajoz sobre las 19 horas de ayer, tras llegar a un acuerdo con Eloy Guerrero en las oficinas del estadio Nuevo Vivero.

El propietario albinegro vende todas sus acciones --el 99,9%-- al grupo de Cachola que se quedará como accionista mayoritario del Badajoz y además seguirá siendo el presidente del Cerro.

Su gestión provoca un doble efecto muy importante para el fútbol pacense: el Cerro es nuevo equipo de Segunda División B y el Badajoz no desaparece, después de 101 años de historia, y jugará en el grupo XIV de Tercera División, ya que no se elaborará el escrito de renuncia a esta categoría ni la disolución.

En la tarde de ayer y después de negociar desde el pasado martes, Guerrero y Cachola firmaron un preacuerdo a cambio de que éste último asuma toda la deuda del Badajoz. Este club seguirá teniendo a Manuel Pérez Lozano como presidente, a Manuel Vega como consejero y se unirán otros directivos como Félix Gómez, de confianza del nuevo accionista mayoritario.

Cachola respetará los contratos de los empleados del Badajoz, así como sus equipos de cantera, y su idea es que el Cerro y el Badajoz compartan el uso del Nuevo Vivero aunque supeditado a la aprobación de los aficionados cerristas.

El nuevo dueño del fútbol pacense con el Badajoz y el Cerro declaró que "estoy muy feliz de volver a mi casa, la del Badajoz, que este club centenario no desaparezca y que el Cerro suba a Segunda División B aunque no haya sido en el campo como me hubiera gustado".