Mecánicos, camareros, cerrajeros, jardineros, estudiantes y, cómo no, también algún desempleado. La del Calamonte es una historia cien veces contada, pero no por ello deja de ser digna de admiración: la del humilde que con esfuerzo y trabajo llega a lo más alto. Después de cinco meses de competición y 20 partidos, a nadie puede sorprenderle ya el Calamonte. Con 43 puntos, este recién ascendido a Tercera División puede dejar atrás el argumento de la permanencia como objetivo, pero la humildad reina y la prudencia sigue siendo la nota predominante. Tras 20 encuentros, en ningún momento ha estado más abajo de la quinta posición y ahora vuelve a estar en la cuarta, la última que da derecho al 'play off', y a solo un punto del 'todopoderoso' Badajoz, tercero.

Pero ante todo, los pies en el suelo. "No hay que vender humo", dice Juan Cuartana, delegado y segundo técnico del Calamonte, que atiende la llamada de este diario tras bajarse del camión con el que trabaja a diario. Pero tampoco se cierran ninguna puerta: "Ahora, para adelante con lo que haya, a nadie le amarga un dulce".

Disfrutar en el campo

¿La clave del éxito? "La armonía, disfrutar en el campo, porque nosotros somos un equipo humilde". Un equipo humilde hecho de vecinos, además, porque solo dos de los miembros de la plantilla, además del entrenador, no son de Calamonte. Juan Pedro Sánchez es de Almendralejo y lleva tres años dirigiendo el equipo, los mismos que la actual directiva al frente del club. Con él han llegado el portero Daniel Prada y Joselu, también de la capital de Tierra de Barros.

El resto, del pueblo, incluidos los refuerzos del pasado verano, Juanan Sánchez y Peñato. "Son todos una piña", cuenta Cuartana, que añade que "los veteranos y los jóvenes han conectado a la perfección".

Como cualquier equipo repleto de currantes, la mayoría de los que hay en Tercera, les toca entrenar por las noches, cuando el sol ha caído, el frío empieza a arreciar y después de una dura jornada de trabajo en muchos casos. "Seguro que hay algunos que a veces se levantan a las cinco o seis de la mañana y después van a entrenar con todas las ganas", recalca el delegado para añadir aún más valor a la gesta de este equipo, que entrena tres días a la semana.

Ilusión

El éxito del Calamonte no es flor de un día. Con un equipo hecho casi íntegramente con jugadores de la localidad, es difícil no pensar en el trabajo de cantera. "Los niños empiezan desde muy pequeños. Además, el campo de fútbol es un plus", dice Cuartana con orgullo. Desde febrero del año pasado, la localidad cuenta con un campo de césped artificial, lo que motiva aún más.

La ilusión está en la plantilla, en la grada y en todo el pueblo. Casi mil personas acuden cada quince días a animar a los suyos y el domingo, de los 600 espectadores que estaban viendo el Atlético San José-Calamonte en el Francisco de la Hera, "400 eran de nuestro pueblo".

"Tres puntitos más" fue lo poco que se dijo en el vestuario el domingo tras ganar al San José (1-2) y adelantar al Arroyo. Nada más. "Vernos ahí es solo un plus para trabajar más, eso sí, si nos dejan", dice Cuartana, que cuenta que hay "rumores" que apuntan a que hay equipos detrás de algunos de sus jugadores. Pero tampoco eso les perturba. Hoy toca descanso, pero mañana todos volverán a entrenar, porque lo de trabajar hay que hacerlo todos los días.