Se había pegado con todos los rivales. Había apretado los dientes en cada acción del encuentro, en el que exigía el máximo a sus compañeros, pero el líder de la selección vivió un final agridulce por su lesión en un pie que le impidió jugar los momentos más calientes. Pau se fue al banquillo cojeando y al final del choque rompió a llorar. En la mente del catalán se mezcló la emoción por el triunfo con el dolor por haber dejado solos a sus compañeros. Algo que puede repetirse mañana en la final.

"España necesita a Gasol". Así de contundente se mostró Garbajosa al final del encuentro ante Argentina. Paralelamente al histórico triunfo de ayer, los jugadores eran conscientes de que Pau tenía muy pocas probabilidades de jugar la final ante Grecia. Alguno, como Calderón, ya se hacía a la idea. "Si no está, le dedicaremos la victoria porque él nos ha traído hasta aquí", decía el base.

IMPACTO Había visto salir de la pista llorando al líder, apoyado en Garbajosa y su hermano Marc. Quizá por eso a Calderón le tembló la mano en los últimos tiros libres, tal como reconoció el jugador de los Raptors de Toronto. Pese a la victoria, el vestuario no transmitía una alegría especial. Los jugadores notaban el impacto de la lesión de Gasol en aquel fatídico reverso del pívot sobre la línea de fondo que acabó con su pie izquierdo retorcido. "A este equipo le afectan las cosas personales. Estamos en la final, pero Pau nos tiene preocupados a todos", declaró Pepu Hernández, el seleccionador español, muy claramente.

Nada más caer al suelo, Pau notó la gravedad de la lesión. Eso no le impidió anotar dos tiros libres. Antes de lanzar el segundo, pidió el cambio. Su padre, Agustí Gasol, en la grada, se asustó. Por delante quedaba un minuto y 36 segundos de insoportable angustia.

CAMINO DEL HOSPITAL Se le aplicó hielo y desde el banquillo se deslizó un pesimismo que alcanzó a todos los jugadores. Pau se puso a animar a sus compañeros. Al final, cuando Rudy Fernández se hizo con el último balón y el cronómetro se puso a cero, Pau sacó toda la tensión y rompió a llorar. "Es un líder y nos ayudará dentro o fuera de la pista", decía Rudy. Mientras, Gasol abandonaba el pabellón en una silla de ruedas camino del hospital. Hoy le harán nuevas pruebas. Pero su padre lo ve fuera de la final.

Los médicos callan. Pero se cree que es una fascitis plantar, un percance que ya le impidió jugar el último Europeo.