Con una timidez que no concuerda con el descaro que demuestra en una cancha de baloncesto, José Manuel Calderón se dio ayer un auténtico baño de multitudes en su localidad natal, Villanueva de la Serena, en donde le recibieron como un héroe después del gran campeonato realizado con la selección española en los Juegos Olímpicos de Atenas del que, desgraciadamente, no pudo traerse ningún metal que ofrecer a sus paisanos. No obstante, en su corto discurso ante los aficionados, lanzó todo un reto: "La próxima vez espero traer una medalla".

Tras el regreso de Atenas, Calderón no quiso perder la oportunidad de pasarse por Villanueva de la Serena. Una visita relámpago, pues para hoy ya tenía previsto viajar hasta Vitoria, donde en unos días comenzará el trabajo con su equipo, el Tau.

JORNADA MARATONIANA La jornada para el base de la selección española fue maratoriana. Al mediodía, y arropado por su mujer, sus padres, su hermano y sus amigos, tuvo una recepción oficial en el ayuntamiento, en donde el alcalde villanovense, Miguel Angel Gallardo, le hizo entrega de una típica romana y un ramo de flores. A cambio, Calderón le ofreció una camiseta de la selección firmada por él.

Acto seguido, el joven baloncestista serón tuvo unas palabras para los aficionados en el salón de plenos, que se vieron interrumpidas por los gritos de ánimo hacia el olímpico villanovense, que no hicieron más que acrecentar sus nervios. ¡Calderón, oe, oe! o ¡Calderón a la NBA! fueron los más escuchados.

Posteriormente, el jugador serón no tuvo más remedio que armarse de paciencia para atender con mucho gusto a las decenas de villanovenses que se dieron cita ayer en el consistorio, y que le pedían autógrafos y se hacían fotos con él. La mayoría eran jóvenes, aunque tampoco faltaron los padres que llevaban a sus hijos y que también querían conocer al héroe local que días atrás veían en la tele.

Tras el acto institucional, mezcla de oficial y de espontáneo, José Manuel Calderón atendía a EL PERIODICO EXTREMADURA, y en este caso no podía ocultar su satisfacción por el recibimiento del que fue objeto: "La verdad es que no me esperaba este recibimiento tan masivo. Ante esto sólo puedo manifestar mi orgullo de ser villanovense".

A su regreso, el base no podía dejar de acordarse del fatídico partido ante los estadounidenses, aunque tampoco quería hacer un drama de ello: "Tenemos que estar con la conciencia tranquila. Hemos dado todo en cada partido, pero a Estados Unidos justo le salió el partido bueno contra nosotros y nos quedamos fuera de la lucha de las medallas. Es mala suerte, ya que además ganamos al campeón y al subcampeón de las Olimpiadas, pero sólo nos queda esperar a Pekín. Somos gente muy joven, y seguro que allí estaremos gran parte de este bloque. Además, antes tenemos un Europeo y un Mundial en el que podemos conseguir grandes cosas".

Por cierto, que la jornada la cerró Calderón recibiendo la insignia de oro y brillantes del Doncel, club en cuyas categorías inferiores se formó.