Ante 19.982 aficionados que engullían perritos calientes, palomitas con mantequilla y coca-cola en el abarrotado e impresionante Air Canada Centre. Ante David Stern, el máximo mandatario desde hace 25 años de la NBA. Ante Samuel L. Jackson, la estrella afroamericana de películas de éxito como Pulp Fiction. Y, claro, ante la España baloncestística, que después de más de una década sin ver un partido de la competición norteamericana en abierto -Cuatro inició su serie de retransmisiones de los viernes--, José Manuel Calderón volvió a demostrar que puede tener un sitio en la NBA, aunque sea como base complementario en unos Toronto Raptors que vencieron con claridad y ciertas dosis de espectacularidad a los Milwaukee Bucks en su segundo partido de la temporada (109-92).

El jugador de Villanueva de la Serena olvidó su discreto estreno ante los Nets de Nueva Jersey, el del pasado miércoles, y firmó una alentadora actuación ante los Bucks de Milwaukee, superados desde el primer minuto por el ambientazo de la grada y, claro, por un rival que parece haber cambiado ostensiblemente respecto a la timorata escuadra que sólo ganó 27 de los 82 partidos de la pasada campaña.

La ´europeización´ del equipo parece ilusionar a orillas del lago Ontario, una tendencia que han seguido otras franquicias en la NBA. Calderón fue clave en el despegue definitivo de los canadienses, anotando nueve puntos casi consecutivos al inicio del último cuarto que dispararon la diferencia en el marcador, aunque resulta poco probable que consiga arrebatar la titularidad a T. J. Ford, que también estuvo brillante echando mano de su explosividad (13 puntos y 11 asistencias).

El momento

Los números del extremeño (11 puntos y 3 asistencias en 16 minutos de juego) no son nada comparados con el liderazgo y la generosidad que muestra sobre la cancha. El base está comprometido con su equipo, y eso se transmite tanto dentro como fuera de la cancha. Justo cuando más apretaba Milwaukee (tras cómodas ventajas de los Raptors, el resultado era 79-75 al final del tercer cuarto), Calderón saltó a pista y encadenó un triple, un par de suspensiones y una bandeja que dejaron muy tocado al rival, aparte de su ascendencia sobre sus compañeros. Aún así, con 93-82 y poco más de seis minutos por jugarse, su entrenador, Sam Mitchell, le sustituyó. La reacción de la grada fue unánime: ovación, y de las más poderosas de la noche en el pabellón.

La escena de Calderón levantando los brazos para reclamar el apoyo del público en el momento crítico del choque contrasta con la melancolía que atraviesa por el momento su ´socio´ Jorge Garbajosa, que sólo anotó uno de los seis tiros que realizó y al que, indudablemente, le está costando adaptarse al juego de la NBA, pese a su más que aceptable pretemporada.

Fue prácticamente la única nota negativa de un día feliz para Toronto. Chris Bosh (26 puntos y 15 rebotes) y Morris Peterson (15 puntos con cinco triples) están en el altar máximo de los aficionados, pero tras ellos Calderón emerge con fuerza.

Al final del partido concitó la atención de los medios de Toronto en el vestuario. "Estoy preparado para todo. Lo importante es aprovechar los minutos que me dé el entrenador. Ahora mismo tengo mucha confianza, estoy jugando bien. Tengo un gran base delante, pero las cosas van a salir mejor que el año pasado. Ya conozco la liga", apuntó, antes de firmarle la camiseta a un niño con síndrome de Down que le esperaba.