Hace un par de meses, el gran gurú del periodismo baloncestístico de Toronto, Doug Smith, del Star , escribía que notaba un brillo en la mirada de José Manuel Calderón cada vez que hablaba de su país, de su lugar de nacimiento, Villanueva de la Serena, y apreciaba la enorme energía que transmitía cada vez que defendía la camiseta de la selección nacional. Pero el base, de 27 años y afrontando su quinto año en la NBA, renunció al más que posible oro en el Eurobasket de Polonia para estar a tope para los Raptors. Todos los años son de máxima exigencia en una liga así, pero en éste la urgencia de la franquicia por entrar al menos en los play-offs es evidente.

Calderón terminó la pasada campaña insatisfecho: todo el ruido y la gloria mediática que produjeron sus marcas desde la línea de tiros libres --el porcentaje más alto de la historia y una racha de 86 seguidos acertados, la segunda más prolongada desde la creación de la NBA-- a él le supieron a poco cuando vio cómo Toronto se quedaba fuera de las eliminatorias por el título.

Una rotura fibrilar mal curada y un dedo maltrecho le atormentaron en el tramo decisivo de la temporada, la primera en la que tenía para él solo la dirección del equipo tras el traspaso de TJ Ford a Indiana y la firma de un multimillonario contrato. Calde no juega por la pasta, sino por ganar. Solo había que fijarse un poco en la sana envidia con la que compartía con sus amigos de la selección el título europeo, un éxito del que se sentía partícipe pero que no aparecerá en su historial.

Ser más rápido

La nueva frontera para Calderón es conducir al equipo canadiense de nuevo a lo mejor del año en la NBA, cuando todos los partidos importan. Pero para eso debe ser el base solvente, rápido y eficaz que le ha llevado a romper una tras otras las barreras que se le pusieron: que si no tenía buen desplazamiento lateral para defender, que si no metía de fuera, que ni no sabía inglés para comunicarse con sus compañeros...

Superado todo eso, y aliado con la gran estrella de Toronto, Chris Bosh --que retrasa su renovación para sondear el mercado el próximo verano--, sabe que tiene que estar fino físicamente para impulsar a los Raptors y de paso volver a rondar la elección para el mítico All Star .

"Mis números eran buenos --12.8 puntos y 8,9 asistencias al final de la campaña--, pero yo no estaba jugando. Y lo sé", le comentaba Mister Catering --el mote de Andrés Montes ya lo llevará siempre-- a Doug Smith. "Es muy importante para nuestro equipo que yo esté bien. Si estoy al cien por cien, puedo competir con todos los bases de la liga", aseguró el jugador, que quiere ser "más rápido y mejor en todo".

Tres fichajes europeos

Los Raptors, que habitualmente han mirado mucho a Europa, consiguieron tras la apertura de mercado a un jugador que Calde conoce bien: el alero turco Hedo Turkoglu, que viene de hacer una gran temporada con los finalistas de la última NBA, Orlando Magic. Otras novedades en esa línea son el regreso del esloveno Rasho Nesterovic y el fichaje del italiano Marco Belinelli.

Entre Bosh, Calderón y la progresión de jóvenes como otro italiano, Andrea Bargnani, y la elección del draft Demar Derozan están en condiciones de presentar batalla a los equipos de la conferencia Este. En el puesto de director de juego, el suplente será Jarret Jack, procedente de Indiana Pacers y que ya compitió hace dos temporadas con Sergio Rodríguez en Portland por la titularidad.

En el banquillo continuará Jay Triano, sustituto la pasada campaña de Sam Mitchell. El técnico parece entenderse bien con el extremeño. "Iniciando la temporada podrá imponer su filosofía", agregó el base villanovense. En el horizonte, el Mundial de Turquía en verano del 2010, una cita que no quiere perderse por nada del mundo.