Son chicos jóvenes en su mayoría. No cobran grandes cantidades y varios de ellos no llegan a los 2.000 euros mensuales, muy lejos de lo que se ha cobrado normalmente en las últimas temporadas en el Multiusos. Comparten piso y afrontan gastos corrientes. Y, pese a todo, la plantilla del Cáceres no ha mostrado intranquilidad por la situación poco cómoda que se ha ido generando en los últimos tiempos: a jugadores, técnicos y empleados se les deben, como mínimo, dos mensualidades, incluso tres en algunos casos. El vestuario está mostrando una enorme madurez.

Su portavoz fue ayer el entrenador, Carlos Frade, tras las revelaciones que realizó ayer este periódico sobre los impagos del club. Con naturalidad, afirmó que "cuando fichamos ya sabíamos de las dificultades que iba a haber este año" y no quiso escurrir el bulto: "la situación es difícil, como lo es en muchos otros sitios".

CONFIANZA EN EL CLUB Eso sí, se mostró sumamente confiado en que el club solvente en breves días la cuestión, pero los retrasos en los pagos de las administraciones están pesando más. "Tenemos la seguridad de la seriedad de la directiva. Nos han dicho que está a punto de solucionarse. Es un pequeño retraso y ya está. No pasa nada", añadió. Por descontado descartó que la situación vaya a afectar a los resultados del equipo, metido por ahora en zona de playoff de ascenso y que mañana afronta un nuevo partido en la pista del Planasa Navarra.

Y es que los profesionales del baloncesto parecen acostumbrarse a este tipo de conflictos. Frade contaba luego, con los micrófonos apagados, cómo la pasada campaña, en La Palma, el equipo no cobró nada a partir de enero y tuvo que esperar meses para poder hacerlo. Y hace unos días fue noticia en la propia LEB Oro la rebaja de un 15% en los contratos del Lleida que decidió unilateralmente su directiva. Eso no parece que vaya a ocurrir en el Cáceres, que espera como maná en el desierto el último pago del ejercicio 2012 por parte de la Junta de Extremadura.

FIN DE LA FAMA POSITIVA La entidad cacereña debe adaptarse a los nuevos y duros tiempos. Desde su creación, en el 2007 como fusión entre dos clubs de la ciudad, se puso como principal norma interna no volver a dar que hablar por motivos económicos, de impagos y demás, como había sucedido reiteradamente en el extinto Cáceres CB que llegó a jugar en la Liga ACB durante once temporadas. La directiva, parte de la cual formó parte del anterior proyecto, lo consiguió durante los primeros años y adquirió una fama de solvente, de abonar puntualmente las mensualidades, de tratar con mimo a sus trabajadores en aspectos como la Seguridad Social. La tendencia empezó a torcerse a finales de la campaña 2010-11, cuando se registran los primeros retrasos, que se reprodujeron en la pasada y ahora están volviendo a suceder.

El actual Cáceres asegura que tendrá suficiente para pagar a todos, aunque no ahora mismo. Con un presupuesto muy dependiente de las subvenciones públicas y de que vayan llegando puntualmente, sus directivos han tenido que negociar pólizas de crédito en varias ocasiones para obtener liquidez.

La falta de disponibilidad económica ha evitado por ahora que el cuerpo técnico se plantee realizar alguna incorporación a la plantilla entre los ofrecimientos que se han producido.