La temporada 2006 promete emociones fuertes en todos los aspectos, no sólo en el puramente deportivo, y es que la entrada en vigor de la nueva normativa técnica impuesta por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) comportará una nueva filosofía y una nueva estrategia a la hora de plantear las carreras.

Max Mosley, presidente de la FIA, está enzarzado en una cruzada por la reducción de costes en la F-1, algo que pensaba lograr con los cambios introducidos este año pero que sigue estando lejos de su alcance.

Todas la estrategias de los equipos están obligadas a cambiar respecto al pasado año. Más allá de la guerra entre Bridgestone y Michelin, a nadie se le escapa que la introducción de nuevo de los cambios de ruedas en las paradas en boxes comportará un incremento del espectáculo, pero también aumentará el coste que los equipos tendrán con las gomas.

Contrariamente a lo que sucedía el pasado año, ahora los pilotos podrán contar con ruedas nuevas, si quieren, para toda la carrera. Se permiten siete juegos de neumáticos para pista seca, cuatro para suelo mojado y tres para condiciones extremas. "Podemos empezar la carrera con un juego nuevo e ir cambiando durante la prueba", dice el director de ingeniería de Renault, Pat Symonds. "Lo ideal es usar el menor número de neumáticos el viernes y el sábado en los entrenamientos. Si sólo empleamos dos juegos, eso permitirá tener cinco más en la carrera", añade Symonds.

Los neumáticos son más blandos, lo que implica una mayor degradación, algo que en el pulso del 2004 entre Bridgestone (Ferrari) y Michelin (Renault y McLaren) se decantó claramente del lado de la marca japonesa y de la scuderia . A priori, cambiándose más veces las ruedas, la degradación preocupará menos, pero ahí entra la configuración del vehículo que este año no tiene que soportar toda la carrera con los mismos neumáticos.

MOTORES MENOS POTENTES Esta estrategia en el cambio de neumáticos va directamente relacionada con el repostaje. La nueva fórmula de calificación (tres tandas en las que se van eliminando a seis coches cada vez hasta quedar los 10 mejores en la última tanda, que determina la pole position ) hará que los coches eliminados puedan cargar más combustible, variando así su estrategia con respecto a la de los de arriba de la parrilla.

La nueva normativa también implica un cambio en los motores. Ahora son V8 de 2.4 litros en lugar de los V10 de 3 litros, lo que significa una reducción de potencia que puede llegar a los 200 CV. "Se llega más despacio a las frenadas", explica Pedro De la Rosa, y agrega: "Con estos nuevos motores hay que rodar bastante subidos de vueltas para obtener el rendimiento del 2005". El ahorro tampoco ha sido notable ya que en materia de investigación y nuevos materiales se ha tenido que gastar mucho para desarrollar los nuevos coches. Tecnológicamente están por debajo en cuanto a potencia con respecto a los del 2005, pero seguramente llegarán muy pronto a los 900 CV. De toda la parrilla solamente el equipo Toro Rosso compite con un V10 con limitaciones que los equipara a los V8, una excepción permitida por la Federación Internacional.