El regreso a la competición de Michael Phelps, el deportista más laureado de la historia olímpica (22 medallas, 18 de oro) marcará la competición en la piscina de los Juegos de Río que se inicia mañana.

A los 31 años, Phelps participará en sus quintos Juegos para competir en tres pruebas individuales: los 100 y 200 mariposa, los 200 estilos y también en la prueba de relevos. Pero el campeón que regresa a la competición, con su estrenada condición de padre (el pasado 5 de mayo nació su hijo Boomer Robert Phelps) no tiene nada ver que con el que la abandonó hace cuatro años en los Juegos de Londres, anunciando su retirada definitiva. Para volver al primer plano y hacer más grande aún su leyenda en busca de un cuarto título olímpico en los 100 mariposa y los 400 estilos, Phelps se ha tenido que reconstruir.

TORMENTOSO PROCESO Incapaz de saborear sus conquistas y su fama, la carrera de Phelps siempre ha estado marcada por la infelicidad. En 2012 vivió un auténtico vía crucis para preparar los Juegos de Londres con su entrenador, Bob Bowman.

"No me gustaba lo que hacía, no tenía ningún deseo de seguir compitiendo, apenas me entrenaba", recuerda Phelps, lo que no impidió que añadiera aún cuatro títulos más a su palmarés (100 mariposa, 200 estilos, el relevo 4x200 libre y el 4x100 estilos) y dos medallas de plata (200 mariposa y el relevo 4x100).

Cuatro años más tarde, Phelps se pasea feliz por Río, aunque para llegar a esa nueva situación tuvo que tocar fondo antes. En septiembre del 2014, meses después del inesperado regreso a la piscina, fue detenido por conducir en estado de embriaguez por segunda vez.

La federación estadounidense lo suspendió, apartándolo del equipo que compitió el año pasado en el Mundial de Kazán. Deprimido, ingresó en un centro de desintoxicación, donde consiguió superar viejos traumas, como la relación con su padre. El noviazgo con Nicole Johnson y el nacimiento de su hijo lo han acabado de transformar.

"La paternidad es lo mejor que me podía pasar. Antes me ponía los cascos y no hablaba con nadie. Ahora estoy mucho más relajado y abierto. Me crucé con Djokovic el otro día en la villa y me hice una foto", cuenta el nadador de Baltimore, que ha sido escogido para ser el portador de la bandera de EEUU en la ceremonia inaugural de los Juegos.

Frente a la figura de Phelps en el apartado masculino, emergerá la de la arrolladora Katie Ledecky en la competición femenina. La estadounidense de 19 años se presentacon 11 récords del mundo desde el 2013.

También se espera el protagonismo de otras estrellas como la australiana Cate Campbell, el chino Sun Yang, que defenderá sus títulos olímpicos en 400 y 1.500 libre, o la húngara Katinka Hosszu, una de las principales rivales de Mireia Belmonte, que busca su primer oro olímpico.