La final no existe". Pep Guardiola tenía un mensaje que dar y lo lanzó a quien tenga la tentación de ir demasiado deprisa. No parece que sea el caso de este equipo, al que el técnico lleva comiéndole el coco desde el primer día y que no ha echado a perder nada por lo que ha peleado. Y así el Barça ha llegado hasta Abu Dabi dispuesto a cerrar el círculo y dejar atrás las cinco copas para sumarle la sexta. El Atlante es el único nombre que Guardiola tiene en la cabeza por más que el Estudiantes de la Brujita Verón le espere en la final.

Todo lo que el Barça ha luchado para llegar a Abu Dabi quedará en nada si hoy (17.00 horas, Tele 5) no hace realidad lo que ya se da por hecho. El modesto campeón mexicano aparece como un enemigo menor en el camino hacia la sexta copa, justo la sensación que más detesta Guardiola, que ayer volvió a apelar al respeto y la humildad para no sufrir un revolcón. Ahora no va a quedarse a medio camino, pero se esfuerza en ir paso a paso y no saltarse nada. "Solo hay una posibilidad de jugar la final: con una buena semifinal", advirtió el entrenador azulgrana, que llegó con retraso a la rueda de prensa oficial. Justo antes del entrenamiento quiso dar una charla al equipo.

TRIUNFO DE ESTUDIANTES Después, corrió junto a Tito Vilanova y Txiki Begiristain al estadio Mohammed Bin Zayed donde el Estudiantes y el Pohang Steelers disputaban la otra semifinal, que acabó con el triunfo argentino (2-1) en medio de un arbitraje esperpéntico: tres coreanos fueron expulsados. En la tribuna, los ojos que todo lo ven y todo lo graban, Torrent, Planchart y Roura, diseccionaban al equipo argentino en un DVD que está listo para cuando Pep lo desee. No será hoy, desde luego. "Solo existe un partido", repitió. Y es el de esta noche. Así que del Estudiantes, ni hablar.

Guardiola no entiende de pronósticos. Antes de jugar, no da nada por hecho. Y hoy hay un elemento que refuerza ese manera de pensar. Es una cuestión que tiene un punto sentimental. El Atlante viene de donde viene y el fútbol mexicano es una de sus debilidades. No ya por su paso fugaz junto a Juanma Lill,o sino por conceptos de juego que asocia al estilo del Barça. "Ellos quieren la pelota y nosotros, también. Ellos quieren jugar y si les dejamos, sufriremos".

Todos sus temores son futbolísticos. Por lo demás, está la mar de tranquilo. Pone la mano en el fuego por los suyos y cuando se le recuerda las anteriores experiencias y, sobre todo, el último fracaso en Tokio, levanta la mano para marcar distancias. "No habrá relajación. Conozco bien a estos jugadores. Lo único que les he comentado es que no por tener más nombre ya lo tenemos hecho, que el campeón de la CONCAFAF tiene el mismo derecho que el de Europa a estar en la final. El derecho se gana en el campo. Pero nada cambiará mi opinión por cómo hemos enseñado al mundo el equipo y el club que somos".

LAPORTA, EUFORICO La imagen solemne de Guardiola contrasta con la del presidente. A Joan Laporta se le ve mucho más tranquilo, convencido de que esta vez la copa que falta no se escapará, y da la sensación de que está disfrutando como nunca. Parece ajeno a todo. Por la mañana, jugó un partido de fútbol en la playa con un curioso equipo, en el que estaba el vicepresidente Rafael Yuste, el padre de Xavi y su hermano, y el padre de Piqué. Se lo pasó en grande, se rebozó en la arena y acabó dándose un baño. Pero el equipo no pierde la cabeza y Guardiola, mucho menos. Y la suerte es que son los que han de pelear por el sexto título.