Los hinchas británicos tienen mala fama en Europa, pero ayer fueron los ultras del modesto Austria de Viena los que marcaron la noche en la Liga Europa al provocar una interrupción de casi media hora contra el Athletic en un partido que acabó 0-3.

Todo comenzó apenas comenzada la segunda parte cuando el sector radical de los austríacos encendió varias bengalas, inundando de un espeso humo el pequeño estadio vienés, donde la selección española se entrenó el año pasado antes de la gran final de la Eurocopa.

Así, se produjo la primera interrupción de cinco minutos cuando el encuentro iba 0-1. Un cuarto de hora más tarde y tras una controvertida decisión del árbitro, el noruego Oddvar Moen, los fanáticos del Austria perdieron los papeles por completo al tirar objetos al campo.

Por megafonía los responsables del Austria, incluyendo el propio presidente del club violeta, trataron de tranquilizar a la hinchada, que había desplegado en su sector banderas españolas preconstitucionales e incluso una pancarta con el lema "Viva Franco". En vano. Cayeron más objetos sobre el campo y los insultos contra el colegiado y la plantilla visitante aumentaron de tono. Finalmente cuando un grupo de ultras austríacos logró saltar la valla que separa las gradas del terreno de juego, el árbitro escandinavo interrumpió el encuentro y 50 policías antidisturbios salieron al campo.

Durante casi media hora, los jugadores de ambos equipos permanecieron en los vestuarios. Después, el choque se reanudó sin más novedades más allá del tercer tanto de los vascos.