El Barcelona y el Sevilla, si no media una acción de fuerza mayor a última hora, jugarán un encuentro histórico esta noche a las 0.05 horas, cinco minutos después de concluido el martes, no tanto por la relevancia de los rivales ni del choque, sino por el horario designado por el club catalán. La decisión no ha sentado bien en el equipo andaluz. Joaquín Caparrós, técnico del Sevilla, se mostró indignado por el horario, y antes de viajar lo calificó de "payasada".

El partido se va a disputar en un horario inusua después de que la entidad azulgrana así lo decidiese tras romperse el acuerdo con el Sevilla, inicialmente sellado para jugar el encuentro en la noche del martes, tal y como requirió el club catalán, que perdía numerosos jugadores internacionales.

La directiva azulgrana espera entre cincuenta y setenta mil aficionados. Esteve Calzada, director comercial y de mercadotecnia barcelonista, calificó esa esperada entrada de "normal" en un encuentro de Liga jugado en horario habitual.

Los pronósticos de Calzada se fundamentan en parámetros como la respuesta de las peñas, el ritmo de venta o el de asientos liberados por socios. Se ha organizado un espectáculo en el estadio como apertivo y se entregará una cena informal a los aficionados.