Elena Corrales Bohoyo (Cáceres, 17 de septiembre de 1992) se echa a un lado. La histórica capitana del Nissan Al-Qázeres dejará de pertenecer a la primera plantilla del club extremeño de la Liga Femenina Dia. «No me voy del club, ni mucho menos, pero sí dejo el primer equipo. Ayudaré en lo que sea, porque es mi club, pero no ya de manera profesional». De esta manera revelaba Corrales a este diario su decisión de no volver a jugar en el primer equipo, meditada durante los últimos meses.

La escolta ha formado parte del equipo desde su fundación, hace 11 años, y también antes con el antiguo Femenino Cáceres para enlazar una etapa tan larga que solamente ha protagonizado ella, para orgullo propio. «En los dos últimos años he perdido un poco la ilusión. Han sido complicados. En su día empecé a entrenar con la gente de Liga Femenina 2, que ya era mucho para mí, y nunca he dejado de hacerlo, sacrificando otras cosas. Ha sido un vaivén. Ahora necesito tener tiempo para ganarme la vida, aunque yo me haya considerado una profesional», explica Corrales al borde de la emoción.

En su mente está prepararse una oposición (ella ha estudiado Magisterio por Educación Física) con el evidente sentimiento de agradecimiento a estos años. «Nunca pensé en que iba a jugar en Liga Femenina 1 ni en Liga Femenina 2. Yo siempre había jugado en las ligas provinciales y en el Trofeo Diputación». Ya desde su colegio, el Cervantes, ella era una apasionada del baloncesto, y así lo ha demostrado en todo este tiempo. «No he faltado a un entrenamiento; siempre he estado ahí al cien por cien; era mi trabajo», añade. Ahora dice que puede jugar con el equipo de Primera Nacional «para volver a disfrutar» del basket.

NOMBRES / Ha visto pasar a muchas muy buenas jugadoras y ha hecho amigas en este tiempo, con todo tipo de relaciones. «Me llevo muy bien con Vero Sánchez, con Carla o con las hermanas Romero, María y Silvia». Muchas vivencias, algunas no tan buenas, aunque prefiere no entrar en particularidades. «Vamos a pensar en lo bueno siempre», reclama. Con eso se queda. De ahí no sale. Y gente como Aurora Marcos García, la primera presidenta del club, a la que también agradece sus grandes momentos; a Alberto Montes, Alfonso Sánchez... por no entrar en otros nombres importantes para su recuerdo como Jacinto Carbajal o Jesús Sánchez, a quien ha tratado desde las categorías inferiores y de quien tiene el mejor concepto.

«Siempre estaré ahí, cuando se me necesite», dice la histórica jugadora, la primera en pasar de los 100 partidos, la capitana que ha intentado ayudar a todas sus compañeras desde esa condición, «aunque había algunas cosas en las que no podía entrar». Ella, en cualquier caso, no se considera alguien de un perfil autoritario; justo al contrario. «Yo soy de hablar las cosas y no de dar voces».

Ahora, Corrales agradece la ayuda que ha tenido de su familia, «que es lo principal», acota. Desde la humildad, asume la colaboración de todos ellos y de todo aquel que le ha hecho llevar una carrera baloncestística digna. Ella, en cualquier caso, dice conocer sus limitaciones y asumir que no podía tener el nivel de otras jugadoras. Sin embargo, sí asegura que ha podido hacer méritos para tener más minutos en cancha, respetando a los entrenadores que ha tenido, que han sido pocos en la élite: los dos citados más Ángel Fernández, el último de ellos. Quizá esta última haya sido su temporada más complicada por diferentes problemas que han surgido a lo largo de su desarrollo, y alguno no demasiado agradable. En su último servicio a la primera plantilla, «prácticamente quedábamos cinco para entrenar», ella ha seguido al pie del timón. Como solamente la fidelidad señala.