Carlos Sainz acaba de cumplir su último sueño. A sus títulos añade, según muchos, un montón de desgracias que él jamás, jamás, ha tenido en cuenta. Por eso siempre sonríe, sobre todo tras ganar el Dakar en su cuarta participación.

--Es consciente de que media España se pasó la tarde del sábado temiendo que le ocurriese algo, una nueva desgracia...

--Ignoro si fue así. Yo, desde luego, nunca he tenido esa sensación. Cuando uno es piloto y, encima, es piloto de una especialidad tan difícil, complicada, retorcida, imprevista y arriesgada como los rallys, y más aún estos abiertos, maratonianos, sabe que puede pasar de todo, pero lo más importante es saber olvidar los percances, las desgracias, diez minutos después de que ocurran. No puedes lamentarte toda la vida. Has de seguir mirando hacia adelante y sobreponerte. Yo ayer corrí muy tranquilo, intenté ser inteligente y mantener la ventaja que tenía. La tranquilidad y serenidad con la que Lucas y yo nos hemos empleado en este rally ha sido clave para conseguir la victoria al final.

--Va a decir que no pensó en todas sus desgracias...

--No solo se lo digo sino que siempre me he considerado una de las personas más afortunadas del mundo. Es más, en estos momentos me siento el hombre más afortunado de la Tierra. Y lo digo sin olvidarme de lo mucho, muchísimo, que sufre la gente en el mundo. Y lo digo pensando en ese desastre tan grande, tan enorme, que se cierne sobre Haití, donde hay tanto dolor. Ojalá todo el mundo hubiese podido tener, en su carrera deportiva, la suerte y los éxitos que he tenido yo.

--Cuando habla de agradecimientos también habla del equipo, pero usted ha tenido que partirse la cara contra uno de sus compañeros...

--Nasser Al Attiyah intentaba ganar el rally como yo y ha peleado muy duro, aunque a veces no muy deportivamente, para doblegarme. Esos 2.12 minutos que nos han separado al final del rally es la diferencia más corta habida entre el primero y el segundo en la general en 32 ediciones.

--Pero antes de partir hacia Argentina, contó que quería apretar al principio y llegar a la última semana como líder para que, cuando el jefe de VW, Kris Nissen, diese órdenes de equipo, usted fuese el líder del rally y la marca.

--Cierto, eso pensé, pero esa decisión no se ha producido. Volkswagen ha logrado un éxito rotundo copando los tres escalones del podio conmigo, el qatarí Al-Attiyah y el norteamericano Mark Muller. No ha habido órdenes de equipo, en efecto, y yo he tenido que jugarme el tipo hasta el último segundo. Pero ¿sabe? Que lo prefiero totalmente, porque la victoria tiene así muchísimo más valor. Este triunfo es, sin duda, la guinda que corona mi palmarés. Lo buscaba, lo necesitaba, lo quería y ya lo tengo.