La segunda entrenadora de Extremadura Arroyo, Carmen Fernández, regresó este viernes a Cáceres tras más de tres meses en Sevilla, en cuya universidad imparte clases como docente en la Facultad de Ciencias del Deporte, un período de tiempo en el que ha debido bucear en su esencia para encontrar las herramientas necesarias con el objetivo de hacer frente al confinamiento y el distanciamiento de los suyos. Entre sus reflexions:

Fernández podría haber retornado con anterioridad a su ciudad natal, pero no podría haber regresado después a la capital hispalense a desempeñar su actividad laboral, circunstancia que sí podrá realizar a partir del próximo lunes, con la finalización del Estado de Alarma decretado por el Gobierno central con motivo de la pandemia del Covid-19.

Nada más pisar Cáceres, la entrenadora se sinceró y exclamó: «por fin, ya me encuentro de nuevo en casa; poder ver a la familia y a los amigos es como una asignatura que tenía pendiente desde aquel lejano seis de marzo en que viajé a Sevilla, sin saber que apenas unos días más tarde el mundo se pararía y comenzaría una pesadilla complicada».

Asegura que durante todo este tiempo, en las diferentes fases que ha durado el Estado de Alarma, «ha sido duro, sobre todo cuando comienzas a ser consciente de todo lo que supone el confinamiento y el cambio drástico que llevará aparejado en nuestras vidas, aunque sea por el bien general».

«La docencia en la universidad comenzó a ser on line, con una carga de trabajo desmesurada; la competición de Superliga Femenina 2 se suspendió, también la de las categorías de formación, las concentraciones de la Selección Extremeña, el Campeonato de España de Selecciones, en definitiva, el mundo se para y no te queda otra que quedarte en casa», añade.

Carmen Fernández asevera que una vez asimiló su nuevo orden vital, “comencé a planificar mi tiempo para poder concretar un montón de tareas que tenía pendientes, como aprender a cocinar, limpiar el ordenador de archivos inservibles o terminar ese artículo de investigación que hacía tiempo tenía en la cabeza”.

En su opinión, todo el tiempo ‘extra’ que ha podido ‘disfrutar’ la mayor parte de la población, “debería habernos ayudado para valorar lo mucho que tenemos y ser conscientes de lo afortunado que somos, y por supuesto, tener claro que en ocasiones hay que parar y dejar de ir por la vida como ‘pollos sin cabeza’”.

Fernández deja escapar un suspiro cuando apunta que “ahora todo vuelve a poco a poco a la normalidad, recuperamos nuestras vidas y eso deja un poso de una satisfacción contenida, sobre todo por lo que pueda pasar, pero que nos hace sentir muy bien”.

Sobre el futuro a corto-medio plazo del Extremadura Arroyo se muestra categórica: "creo que las cosas están difíciles, pero este club tiene aprobado un máster para reinventarse y estoy segura que sabrá aprovechar la oportunidad para seguir mejorando en todos los sentidos».