Si alguien estaba destinado a hacer historia en Río 2016 esa era Carolina Marín. A sus escasos 23 años, la volantista bicampeona del mundo (2014 y 2015) y bicampeona europea (2014 y 2016) sumó este viernes su primera medalla de oro, es decir la 'Triple Corona', a su increíble palmarés. En un auténtico partidazo, que no dejó lugar a dudas de porqué es la número uno mundial, la de Huelva tuvo que esforzarse al máximo en cada uno de los tres sets que necesitó (2-1) para derrotar a la india Sindhi Pusarla, décima colocada en el ránking, en unos interminables 82 minutos.

Ironías del destino, Carolina se jugó su consagración como reina del deporte contra la jugadora revelación y representante del país que inventó el 'Poona', nombre original que los oficiales del Imperio Británico cambiaron por bádminton, que, para colmo, tenía un país de 1.300 millones de habitantes pendiente de su partido. "Sabíamos que la india iba a ser una rival muy dura que estaba haciendo un torneo perfecto", dijo exhausta tras una final que pasará a la historia de un deporte desconocido en España donde solo lo practican 23.000 personas.

AGRESIVIDAD El agresivo juego de ataque de Pusarla, que se combinaba con algunos atronadores ´smash´ de hasta 360 km/h, era el objetivo que había que neutralizar. El partido comenzó al mismo ritmo de los particulares gritos de ánimo de Carolina. Cada vez que sumaba un punto la andaluza descargaba la tensión acumulada con un potente chillido.Transcurridos los primeros cinco minutos, Carolina comenzó a encarrilar el partido, poniéndose cuatro puntos por encima de la india, mientras que los gritos de "España, España" y "Carolina, Carolina" inundaron las gradas del Riocentro 4.

El fantasma de los nervios acabó apareciendo en la gran final y el primer set acabó escapándose (19-21) tras una serie de errores que dieron alas a Pusarla. "Estuve muy preocupado porque, a pesar de estar por encima en los puntos, no acababa de entrar en el partido", apuntó su inseparable entrenador Fernando Rivas quien, consciente de que se trata de un deporte en el que el aspecto psicológico es bastante más del 50% del juego, perder la concentración "es extremadamente peligroso".

Pero la reacción de Carolina fue del tamaño de su enfado tras dejar escapar el primer set, monumental. La furia española se desató y el segundo set se convirtió en un monólogo de la onubense que barrió a la peleona india con un contundente 21-12. "Cuando perdí el primer set recordé mi sueño y lo importante que era creer en mí misma. Tenía que creerme de una vez que estaba en una final olímpica y que podía ganar disfrutando del momento", apuntó.

Un golpe de autoridad que anticipaba un tercer set de infarto. Luchando cada volante como si fuera el último, Carolina sacó los galones a relucir y demostró porqué es la reina indiscutible del deporte desde que ganó el Mundial de 2014 a la china Li Xuerui, su rival en la semifinal y verdugo en Londres 2012. La batalla épica, que se fraguó punto a punto, acabó del lado de la tricampeona por 21-15. El sueño del oro olímpico, ese que se inició a los ocho años de edad cuando agarró por primera vez una raqueta en el polideportivo de su barrio, era una realidad.