En todo conflicto bélico existen los llamados ‘efectos colaterales’. Estos efectos tienen una trascendencia muy significativa. ¿Por qué ha de sufrir, generalmente, la población civil los ataques de un bando u otro? La respuesta es bastante ambigua y compleja. Pero lo importante no es dar una respuesta, sino incidir que saca cada bando de la victoria. En nuestro caso particular, el efecto colateral está siendo el mismo atletismo extremeño.

Los últimos tiempos del atletismo extremeño no han sido los mejores. Y no por una cuestión de resultados (que los hay y en abundancia), sino por el conflicto de unos contra otros. Una disputa que ha marcado nuestra imagen y que nada bueno trae. La situación es dantesca en nuestro deporte. Si alguien puede imaginarla, lo compararé con el cuadro del pintor Francisco de Goya llamado ‘Duelo a garrotazos’.

En la pintura, aparecen dos hombres enterrados hasta la rodilla, dándose una serie de garrotazos. La imagen puede llegar a ser cómica: ni uno de los dos tiene la fuerza suficiente para tumbar al otro. Parecida situación a la nuestra, dos siglos más tardes, de cuando la pintura fue realizada. Esta batalla, manchada por el uso de las redes sociales, trae un tremendo desgaste para todos. De nada sirve que venzan unos u otros, si sigue el conflicto.

¿Alguien puede llegar a entender que se NORMALICE que unos chavales no pueden hablar con otros por que son de otro ‘bando’? ¿Alguien es capaz de explicarle, a los niños y niñas que practican el atletismo, la existencia de bandos y su obligación por posicionarse? ¿Pero hasta qué punto hemos llegado?

Me duele mi tierra y la pelea por unos escasos recursos. No nos engañemos, la disputa y ciertos rencores proceden por la repartición de “migajas”. Es hora de sentarse, hablar y poner cosas en común. Dejemos de pensar en posibles vencedores. Aquí, si todo sigue igual, solo se podrá hablar de vencidos.

Peleemos, sí, pero por un consenso. Porque se hable de buena gestión y buenos resultados extremeños. Limpiemos esta etapa tan oscura y ‘enfarragosa’ de nuestro atletismo.

Por último, que nadie haga la ‘vista gorda’ creyendo en un ‘ya se solucionará’. Impliquémonos, todos, desde el más pequeño hasta el más grande. Desde clubs y escuelas de atletismo. Desde el entrenador de pueblo, como el de la ciudad. No miremos a otro lado, como por desgracia es ejemplo la Real Federación Española de Atletismo. Porque está en juego el futuro de un deporte, precioso, que tiene gran presencia en nuestra Extremadura.