Si fuera por los médicos, la estadounidense Dana Vollmer habría seguido estos Juegos por la televisión. Y, a ser posible, sin grandes sobresaltos. Si fuera por los médicos, esta nadadora estadounidense, de 16 años, nacida en Granbury (Texas), se habría quedado sin ser sexta en los 200 libre.

Hace un año, Vollmer se vio obligada a operarse por unos problemas cardíacos y todavía, hoy en día, vive pendiente de su corazón, aunque por problemas diferentes: un desarreglo de los impulsos eléctricos que coordinan los latidos. Su especial condición física, sin embargo, no le ha hecho desistir de su gran pasión que es la natación. "Moriría nadando, antes que dejar la natación del todo", asegura Vollmer.

Para prevenir cualquier problema, su madre, Cathy Vollmer, viaja con ella cargada con un desfibrilador. Ya lo hizo en las últimas pruebas de selección estadounidense, en las que consiguió el triunfo por delante de Lindsay Benko, además de clasificarse para el relevo femenino del 4x200 estilos. "No lo ha necesitado hasta ahora y estoy convencida de que no lo necesitará", reconoce Cathy Vollmer. "Solo lo llevamos por si acaso". Es todo un prodigio de precocidad: ya con 12 años intentó competir en los Juegos de Sydney-2000.