Siento verdadera admiración por los entusiastas del deporte modesto, por aquellos que quieren hacer grandes las pequeñas historias creadas en torno a los clubs con escasos medios. Ellos ´venden´ el producto como si fuera el mejor, casi el único. En nuestra región tenemos ejemplos que corroboran esta abnegada manera de luchar por lo propio, de creer en causas aparentemente perdidas para intentar construir algo, en fin, grande. Casi nunca son reconocidos públicamente, pero ellos siguen ahí, peleando por lo suyo, sin llevarse nada a cambio, pero abstrayéndose en ´su´ obra, esa que, por derivación, hace felices a los deportistas. Víctor Píriz, presidente del Habitacle Badajoz de baloncesto, es uno de ellos. A base de trabajo, de ´creérselo´, de mandar mil correos electrónicos a los medios, su voz no clama ya en el desierto. También gente como Jesús Baños, responsable de prensa del CAR Cáceres de rugby, es otro valor activo. No fallan nunca. Ahí están. Y que duren.