La final de la NBA vuelve a Los Angeles. Esa es la buena noticia para los Lakers. La mala es que, tal como le ha ido por Boston, no puede tener más complicada la conquista del anillo. Los Celtics han dado un golpe de autoridad y se han llevado el quinto encuentro (92-86) y con el 3-2 en la eliminatoria será ahora para ellos la primera oportunidad de sentenciar el título en la madrugada del martes al miércoles en el Staples Center.

Se esperaba la aparición de Kobe Bryant en su versión más letal. Y el escolta de los Lakers ha asumido la responsabilidad, cerrando el encuentro con 38 puntos, su mejor actuación hasta ahora. Por momentos, ha dado la impresión de que era su gran noche, y que era capaz de disfrazarse de Michael Jordan. Sobre todo en un tercer cuarto mágico en el que ha sumado 19 puntos consecutivos, 23 si sumamos los últimos cuatro del segundo periodo. Pero Kobe, por mucho Kobe que sea, no puede con todo. Ni los Lakers pueden aspirar a ganar el título cargando toda la responsabilidad ofensiva en un solo jugador. Kobe ha estado demasiado solo en una pelea en la que han tenido un papel testimonial Gasol (12 puntos y 12 rebotes), por primera vez con síntomas de cansancio en la serie, y también Fisher y Odom, los otros referentes del equipo. Gasol, de hecho, no ha tenido mucha presencia en el juego ofensivo y ha vuelto a sufrir para frenar a Garnett cerca de la canasta angelina. Mientras, Bynum, renqueante por su rodilla, ha acabado con 6 puntos y 5 rebotes en 31 minutos en pista.

En los Celtics, en cambio, han aparecido todos sus referentes en un momento u otro del encuentro. Pierce, el más apagado hasta ahora, ha sido el que ha tirado del carro con 27 puntos, su récord en la final. Pero Rondo ha estado pletórico en la dirección y transmitiendo su intensidad al equipo (18 puntos, 5 rebotes, 8 asistencias) y Garnett (18 puntos y 10) y Ray Allen (12 puntos) también han hecho notar su presencia. Pero sobre todo, los Celtics han dejado la impresión en el quinto encuentro de tener mucha más ambición.

El cuadro de Boston ha recurrido a todos los aspectos que suelen adornar sus victorias, revestidas siempre de dureza, de sudor, de desgaste físico. Incluso ha contado con algunas canastas agónicas, como una lograda por Rondo a falta de 35 segundos en un fulgurante contrataque construido en tres pases de canasta a canasta, que ha supuesto la sentencia (89-82) y que los Lakers han intentado cortar, por dos veces, sin éxito.

Ha sido el de los Celtics un triunfo trufado de pasión, con sus jugadores pegándose por cada balón, rodando por los suelos, vaciándose en cada jugada. En cada balón dividido, había un jugador de los Lakers que salí rebotado o que acababa en el parquet. La desesperación ha marcado la imagen en muchos momentos de los jugadores de Phil Jackson frente a unos Celtics voraces. Ese es el estilo que les ha hecho grandes. Y esa es la filosofía que han aplicado esta noche frente a unos Lakers apocados por la contundencia de sus rivales y también por la presión del escenario. El equipo de Phil Jackson regresa a casa. Pero lo hace lleno de dudas, sobre todo en sus propias fuerzas y obligado a ganar los dos partidos que restan para evitar que el equipo de Boston sume el 18 título de su historia.

Celtics: Rondo (18), R. Allen (12), Pierce (27), Garnett (18), Perkins (4) ¿cinco inicial¿T. Allen (4), Davis (-), Wallace (5), Robinson (4).

Lakers: Fisher (9), Bryant (38), Artest (7), Gasol (12), Bynum (6) ¿cinco inicial¿Farmar (1), Odom (8), Vujacic (5), Brown (-), Walton (-).

Arbitros: Crawford, Callahan, Stafford.

Cancha: TD Garden (18.624 espectadores).