“En lo único que pienso ahora es en recuperarme bien del todo y tener objetivos a corto plazo”. Suena con fuerza el tono de voz de César Castro (Plasencia, 31-5-1999) desde Madrid apenas tres meses después de ser intervenido en un hombro. La nueva vida del joven talento de la natación española le ha llevado al Centro de Alto Rendimiento de la Residencia Blume, donde vive y estudia desde este mes.

Atrás han quedado sus años en el de la Ciudad Deportiva de Cáceres, donde gente como Serafín Calvo, su técnico, y José Moreno, su fisioterapeuta, ayudaron a su eclosión y a los que estará siempre eternamente agradecido. Ahora, nueva etapa, nuevos retos, el primero de ellos el restablecimiento total de su dolencia, circunstancia que va por el mejor camino.

«Aún estoy al 70 por ciento, pero todo va muy bien, incluso acortando plazos». La lesión de hombro que le impidió estar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro está en vías de curación definitiva. De momento, ya entrena con su nueva ‘familia’, la que lidera el polaco Bart Kizierowski, de la Federación Española de Natación, dentro de un grupo que forman nueve nadadores de élite, entre ellos él y los también extremeños Miguel Durán y Fátima Gallardo, con los que dice el placentino que mantiene una relación «muy buena».

“Siempre te queda algo, aunque en su día hubo que resignarse”. Todos hablan de la fortaleza mental de César Castro en los duros momentos por los que atravesó en los días anteriores y posteriores al 9 de junio, cuando fue intervenido quirúrgicamente en la clínica Montpellier de Zaragoza. “Aquello habría que olvidarlo lo más rápido posible”, añade el deportista extremeño, que hizo historia clasificándose para Río cuando ni siquiera había cumplido los 17 años.

Cuando se le nombra si tiene cuentas pendientes con los Juegos y si ya ha pensado en la cita de Tokyo 2020, él rezuma tranquilidad. «No, no, ahora hay que pensar solamente en ponerse bien y en volver a competir», añade.

Tranquilo y feliz, César Castro se ve apoyado siempre, y ahora también, por su familia para emprender nuevos retos. No puede ser de otra manera. Su código no se lo permite. Un campeón como él, una «bestia parda» como le dicen, tiene por delante un desafío especial y, además, todas las papeletas para cumplirlo. Es el ‘nuevo’ César Castro, el ‘niño prodigio’ de la natación nacional. H