"La pelota va botando como un conejo". La queja pública es de Antonio Gómez, entrenador del Mérida, sobre el terreno de juego del estadio Romano. Es casi la única preocupación del equipo emeritense, que tras el 2-1 al Granada B ve muy lejos la zona peligrosa y más bien está legitimado para mirar hacia arriba. "Es lamentable. Tenemos un equipo que puede jugar mejor, combinar mejor. Entrenamos con esa intención. Además, queríamos que se regase un poco porque entonces la pelota entonces rueda mejor, pero resulta que el riego está estropeado. Estamos demasiado abandonados. ¿Soluciones? Ninguna. No estamos entrenando los días que nos corresponden, pero el campo está cada vez peor", añadió. Lo más curioso es que el césped se resembró hace unos meses en una instalación deportiva que es de titularidad municipal.