UCI Pro Tour es el nombre en clave. Es también la denominación para la naciente liga mundial, la Champions del ciclismo, que se estrenó el domingo con el prólogo de la París-Niza. Es un proyecto que ha surgido con polémica, dudas, discusiones, muchos detractores y y que ha significado la caída de Jean-Marie Leblanc al frente del Tour, del que se despedirá en julio. Derechos de televisión, entre otros asuntos, han tenido la culpa de su marcha.

La competición agrupa 27 pruebas --incluidas Giro, Tour y Vuelta-- repartidas en ocho países europeos. El UCI Pro Tour ha supuesto la desaparición de la Copa del Mundo, que reunía hasta el año pasado las principales clásicas. Y ha significado también la creación del UCI Circuito Continental, que acoge a las carreras excluidas, y en la que participan equipos como el Spiuk extremeño.

A la nueva liga deben acudir obligatoriamente, y con alguna de sus figuras, los 20 equipos, incluyendo los los españoles Illes Balears, Liberty Seguros, Euskaltel y Saunier Duval. Cada organización se guarda alguna tarjeta para invitar a una escuadra local del circuito continental. El UCI Pro Tour surge como una idea de Manolo Saiz, quien convenció a Hein Verbruggen, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI).