La primera impresión es la de un tipo serio, rudo, de pocas palabras. Quizás es el reflejo que se desprende de su trabajo en el lateral derecho del Cacereño, sin fallos, casi perfecto, cumpliendo a rajatabla su trabajo, aunque él, autocrítico, asegura que no está siendo su mejor temporada. Pero las primeras impresiones engañan. Chechu es risueño, no elude ninguna pregunta y al hablar muestra la misma contundencia que dentro del terreno de juego.

Nacido hace 28 años en Badajoz, Chechu (Juan Jesús Moreno Gómez) tiene un su currículum un campeonato de España de fútbol sala (también un título de campeón de Extremadura). Los consiguió siendo benjamín en el Flecha Negra, un club en el que estuvo desde los diez hasta su primer año de juvenil. El segundo lo hizo con el Cacereño en División de Honor de juveniles, «a las órdenes de Javi Moreno», recuerda.

«Era uno final y no estábamos nerviosos», rememora Chechu sobre el día que fue campeón nacional. «Parecía que íbamos a jugar un partido en el recreo. Lo pienso ahora y no me lo creo». Ahora los nervios afloran en todos los partidos. «Era todo más bonito, solo pensábamos en el fútbol; ahora hay muchas otras cuestiones que a veces te impiden estar al cien por cien, el fútbol era mucho más noble».

Cuando Chechu empezó a entender el fútbol profesional, a malearse, cuenta, tenía ya 22 o 23 años. «Era un poco inocente», asegura con una sonrisa permanente. «A partir de ese punto empecé a coger el puntito de competitividad, empecé a amoldarme a lo que es el fútbol profesional». Y ahí sigue.

Cinco fases de ascenso

Jugaba entonces en la UD Badajoz, donde estuvo cuatro años. Ahí disputó sus primeras fases de ascenso, dos (2012-2013 y 2013-2014). Después jugó una más con el Extremadura (2014-2015) y dos con el Badajoz. Y solo a la quinta (2016-2017) fue la vencida, cuando ascendió a Segunda División B con el conjunto blanquinegro. Busca ahora el mismo objetivo con el Cacereño. No conseguirlo, reconoce, «sería un fracaso». Y quiere afrontar este nuevo reto del ascenso siendo campeón, algo que aún no ha saboreado.

«Hay una plantilla muy completa, con muchas variantes, con muchos jugadores polivalentes para elegir», cuenta para reiterar que solo vale ascender. Y tiene muy clara otra cosa: «Hay que llegar al Romano por delante del Mérida y allí no se puede perder». Para eso todavía faltan dos meses [31 de marzo]. Antes, el Cacereño tiene muchos partidos que afrontar, como la salida el próximo fin de semana a Navalmoral de la Mata («el Moralo tiene un gran equipo y muy buen entrenador, va a dar guerra») o el más cercano, la visita este domingo del Arroyo al Príncipe Felipe, un duelo que el lateral verde espera complicado. «Ellos van a venir con ganas de sacar puntos, hay mucha rivalidad desde hace ya algunos años».

No está siendo su mejor año, reconoce Chechu, aunque su juego sobrio y sin fallos diga lo contrario. Él cree que puede dar más. Y mejor. Está más centrado en defender, algo que ha ido adquiriendo con la edad y también porque con Neto por delante puede estar tranquilo. «Es una liberación, sé que ofensivamente no tengo que prodigarme mucho porque él puede estar los 90 minutos corriendo. Es un futbolista sensacional, me encanta jugar con él», añade.

No es su mejor año porque no está siendo una temporada fácil. Ha sufrido dos lesiones, la segunda por precipitarse en la reaparición, confiesa, aunque diferente de la primera. También afectaron los problemas de cobro (ya resueltos). «Es la primera vez que me ha sucedido, no se lo deseo a nadie».

Todo eso ya se ha superado y Chechu, diplomado en Magisterio por Educación Física que pronto empezará a prepararse para policía local, encara con optimismo lo que resta de temporada. «A pesar de todo lo que ha pasado, estoy feliz. El vestuario ayuda, hay muy buena gente». Y esa es una de las claves para alcanzar el objetivo.