Después del entrenamiento, Carlos Cherry ofreció una impactante comparecencia ante los medios de Cáceres. Fue él el que pidió hablar y sus declaraciones de apenas tres minutos desde luego no tuvieron desperdicio. Se centró en dos aspectos fundamentales: su autoinculpación como causante de la derrota del viernes y sobre todo la denuncia de que Aloysius Anagonye, pívot nigeriano-norteamericano del Ford Burgos, llegó a amenazarle de muerte.

"Fue de traca lo de Anagonye. Luego va al final del partido y me pide que no me enfade con él, cuando me estuvo diciendo todo el rato que me iba a matar, que como me pasase por donde estaba él me iba a destrozar, que no entrase a canasta más porque me mataba- ¿Esto qué es? ¿La mafia? Me parece lamentable. Los árbitros no supieron pararle por el ambiente del público. He visto pocas cosas como la suya. Y se va al final con cuatro faltas en vez de con 25", reveló, poniendo de relieve que "la palabra violencia no tiene cabida en el baloncesto".

En su opinión, "un playoff es tiempo de guerra y el Ford Burgos supo sacar provecho de ello totalmente. Hasta que no llegó la segunda parte nosotros no salimos por fin con el cuchillo entre los dientes".

La autocrítica

El base titular del Cáceres 2016 no tuvo problemas, además, en criticar públicamente su propia actuación. "Cuando llegué al vestuario le pedí disculpas a mis compañeros, porque pienso que el 99 por cien de culpa de la derrota la tuve yo con la defensa a Chris Hernández durante la primera parte", empezó diciendo, para luego dar un mensaje esperanzador: "No volverá a ocurrir. Tenemos la situación controlada, sabemos en qué hemos fallado. Tenemos que poner un poco más de intensidad en el campo, igualar al que ponen ellos. Nosotros tenemos más recursos. Esta va a ser una serie muy larga, pero esto no es como empieza, sino cómo acaba".

No paró en su autofustigamiento durante un rato: "Hice cuatro o cinco muy malas defensas a Hernández. El anotó y se nos fueron en el marcador. Luego lo intentamos arreglar, pero era ya mucha carga. No me importa decirlo. Cuando he jugado bien y he ganado los partidos, lo he dicho. El viernes lo perdí yo. Fui yo el que le di alas a él y eso es lo que más me fastidia".

El andaluz confesó haber "pasado la noche" pensando en los problemas de su equipo. "Lo veo bastante bien. Tengo tranquilidad y confianza en mis compañeros. Faltan cuatro partidos más si Dios quiere", añadió.

También se refirió al público de Burgos con palabras elogiosas y pidió al de Cáceres que se comporte exactamente igual a partir del miércoles: "Fue una olla a presión e influyeron infinitamente a los árbitros, que fueron de vergüenza. No supieron imponerse al ambiente. Puede ser una de las claves de la eliminatoria: que la gente apriete desde la grada cuando su equipo juegue en casa".