Con el récord mundial de 10.000 metros todavía en las piernas, la expectación era máxima por saber si Almaz Ayana intentaría el de 5.000 en los Juegos de Río. Argumentos no le faltaban a la etíope, tras su exhibición en las 25 vueltas a la pista. Además, en la Golden Gala de Roma, Ayana se había quedado a poco menos de dos segundos del récord de su compatriota Tirunesh Dibaba (14.11.15).

Rebosante de confianza, la etíope salió tras la estela de la japonesaMiyuki Uehara y antes del segundo kilómetro se había despegado del experimentado trío de kenianas formado por Vivian Cheruiyot, segunda en el 10.000 del récord, Hellen Onsando Obiri y Mercy Cherono.

La etíope incrementó el ritmo de carrera marcando el segundo y tercer kilómetro en el entorno de 2.50 minutos cada uno. Por detrás, las kenianas se fueron relevando para intentar atajar la distancia que les separaba de Ayana, que mediada la carrera se acercaba a los 40 metros. Parecía imposible cazarla, por mucho que las corredoras del Valle del Rift se pusieran de acuerdo en trabajar juntas, sacando a relucir su cultural 'harambee'; dicho en castizo: "la unión hace la fuerza'.

El 'harambee', un término swahili y todo un símbolo para los kenianos tras su independencia como colonia británica en 1963, empezó a dar sus frutos en el kilómetro cuatro. La etíope, demasiado sola, comenzó a aflojar mientras las kenianas se echaban encima. A falta de 700 metros, Vivian Cheruiyot la adelantó como una bala y Ayana se vino abajo. Lo que aprovechó Hellen Onsando para superarla también antes de escuchar la campana que anuncia la última vuelta.

Cheruiyot cruzó la meta en primera posición (14.26.17) y se tiró en la pista de puro gozo. Luego abrazó a su compañera Hellen Onsando Obiri y esperó a Mercy Cherono, cuarta, para celebrarlo. Ayana aun pudo aguantar su tercera posición y se llevó un bronce de consolación. Ni Cheruiyot ni Ayana hicieron lo más mínimo por felicitarse.