El Gran Premio de Valencia (10 de noviembre), uno de los que se tambalean en el calendario del futuro por su falta de liquidez, y se convierte en uno de los escenarios soñados de la década prodigiosa. Hace siete años que el título de MotoGP no se decide en la última carrera. Lo perdió Valentino Rossi, que se cayó. Y lo ganó Nicky Hayden.

Valencia, Cheste, la Comunidad Valenciana hace días que se frota las manos. La venta anticipada de entradas está ya un 25% por encima de los tres últimos años. Los organizadores no se esconden y aseguran que ese domingo habrá, en el coqueto y juguetón trazado de Cheste, cerca o más de 100.000 espectadores.

"Estamos --señaló un portavoz de la organización-- en las cifras del 2005 y del 2006, cuando logramos entradas de 100.000 aficionados, muy por encima de los 61.000 espectadores que vinieron el año pasado. Claro que no había título alguno en juego y el tiempo no nos acompañó nada, absolutamente nada".

La expectación es enorme para acudir a Valencia, un divertido trazado que permite ver buena parte del circuito desde numerosos puntos y tribunas.

Pese a todo, los organizadores han descartado construir gradas de mecanotubo como ya hicieron en los tiempos de gloria, allá por el 2005 y el 2006.