Ya no hay manera ni tiempo de esconderse. El duelo más esperado durante todo el año, el pulso más vibrante, a pesar de su brevedad, que puede presentar el atletismo mundial, comenzará hoy a rodar. Es la hora de la verdad de la velocidad, la entronización del rey del esprint. Usain Bolt, el triple campeón olímpico en Pekín-2008, contra Tyson Gay, el triple campeón mundial en Osaka-2007. La espectacularidad de un showman ante la sobriedad de un tímido. La parafernalia mediática del Relámpago jamaicano contra el aburrimiento estudiado de un velocista estadounidense que, por no tener, no tiene ni mote. En un rincón, el hombre que sobrevoló el Nido de Pekín con una actuación que eclipsó al mismísimo Michael Phelps, el nadador de las ocho medallas de oro, otro hecho deportivo sin precedentes.

Bolt no se limitó a ganar los tres oros de la velocidad, sino que lo hizo con tres récords del mundo: 9.69 segundos en 100, 19.30 en 200 y 37.10 con sus compañeros del 4x100. Y en el otro rincón, el heredero legal de Maurice Greene y Justin Gatlin en la velocidad norteamericana, al que unas molestias dejaron en la cuneta en las semifinales de Pekín. Pero, una vez repuesto, este año se ha mostrado incluso más rápido que el sobrehumano Bolt. Aunque por centésimas, Gay acredita las mejores marcas de la temporada en 100 (9.77, por 9.79 de Bolt) y 200 (19.58, por 19.59). Nada, un suspiro.

La hora de la verdad ha llegado. Los dos --con el arbitraje del improbable Asafa Powell, explusmarquista mundial en horas bajas-- saltarán hoy a la pista azul de Berlín para los primeros amagos.