Es el personaje de la semana en el deporte español, fuera del siempre universo lejano del fútbol. Y es que, desde que, el pasado miércoles, Jesús Manzano empezara a contar su espeluznante experiencia con el doping en el diario AS, le han llovido todo tipo de elogios y críticas. Lo último, ayer, en la Semana Catalana cuando, antes de la disputa de la última etapa, el pelotón paró dos minutos en señal de protesta por un testimonio en el que deja a este deporte en muy mal lugar.

Pero Manzano, de 25 años, tiene en su historial, antes de pasar al profesionalismo, un triunfo muy cercano a la región, en el 99, su último año como corredor aficionado, formando parte del equipo Ciclos Nico. "Se escapó en la primera etapa, entre Badajoz y Zafra, y sacó cinco minutos al pelotón. Conservó la ventaja el resto de los días y ganó fácilmente".

Fuerza sin cabeza

De ello se acuerda Félix Mendo, un clásico de la Vuelta a Extremadura por su vinculación a la ronda. "Tenía fuerza, pero quizá poca cabeza", añade Mendo, a quien no ha sorprendido, sin embargo, el testimonio de Manzano.

"Está claro que en el ciclismo hay doping", asegura este especialista del ciclismo regional. "Quizá se ha pasado un pelín", añade sin embargo. Pero nadie, ni siquiera él, se hubiera imaginado haber leído estos días cómo a un ciclista profesional se le administraban sustancias dopantes o cómo se trapicheaba con ellas. La convulsión no cesa: el Tour de Francia descartó ayer a su exequipo, el Kelme, para correr la ronda.