España comenzó los Juegos arrastrándose. Por los suelos. Cayó Igor Astarloa, se retiró Oscar Freire y se hundió Alejandro Valverde en la carrera en ruta de ciclismo, que había despertado las primeras cábalas de medalla. Se protegió también en el suelo, quizá demasiado, el judoca vasco de raíces japonesas Kenji Uematsu, que perdió la medalla de bronce en una pelea en la que no se movió el marcador hasta el tiempo añadido. Cayeron con estrépito las chicas de hockey hierba contras las campeonas del mundo, Argentina, y sufrió lo indecible la selección masculina de balonmano para ganar por un gol a Corea del Sur.

España comenzó los Juegos por los suelos mientras Michael Phelps comenzaba a ascender a los cielos, hasta el punto de que su reino no parece ser de este mundo. El fenómeno de Baltimore, de 19 años, persigue la gesta más grande jamás intentada, la de superar las siete medallas de oro que logró su compatriota Mark Spitz en los Juegos de Múnich de 1972.

UNA DE SIETE En aquella ocasión, Spitz no sólo ganó siete veces, sino que las siete veces lo hizo con récord del mundo. Hasta en ese empezó a imitarle Phelps. En su mejor prueba, los 400 metros estilos, el estadounidense llamado a ser el rey de los Juegos atenienses nadó con una nueva plusmarca de 4.08.26 minutos, ligeramente inferior (sólo 15 centésimas) a su anterior tope. Suficiente para empezar y para comenzar a llenar el zurrón del hombre que, para evitar todo tipo de presiones, dejó dicho desde el primer momento que se conformaba con ganar "una sola medalla de oro". Sabiendo de su extremada sensatez, no es probable, en cambio, que pronunciara la frase que fuentes apócrifas le atribuyeron ayer. "La primera ya está en el bolsillo, sólo me quedan seis más". Ese alarde no va con el estilo sosegado que gasta fuera de la piscina.

El cielo que ayer comenzó a acariciar Phelps se les está cayendo encima, en cambio, a Kostas Kenteris y Ekaterini Thanou, los dioses griegos de la velocidad que se han hundido en el pozo de la villanía. El propio Comité Olímpico Griego decidió ayer expulsar provisionalmente del equipo a los dos atletas, a la espera, eso sí, de su comparecencia de mañana ante la Comisión de Disciplina del Comité Olímpico Internacional. Una decisión ambigua del comité griego al que le faltó la contundencia que el país y el mundo del deporte reclama hacia unos deportistas que sistemáticamente han eludido los controles antidopaje, como intentaron hacerlo también

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