Giacomo Agostini, el más grande, de momento el único poseedor de 122 victorias (él insiste que fueron 123 porque ganó "una carrera del campeonato FIM de 750cc") y acaparador de 15 títulos mundiales, atendió ayer a cuantos quisimos hablar con él. Estaba, cómo no, en uno de los siete sofás que posee en su inmensa posesión de Lovere, junto al lago Iseo, cerca de Brescia, en la Lombardia. "Llevo mucho tiempo felicitando a Valentino, mucho, y si he de seguir haciéndolo lo haré", comentaba con su perfecto castellano el campeonísimo. "Pero, de momento, en la lista yo soy el primero, así que me encanta que me diga que yo y él somos los mejores de la historia. Eso: yo... y él", añadía el popular Ago.

Agostini no había perdido detalle de la última gesta de Valentino Rossi, su inmensa victoria de ayer en la catedral del motociclismo mundial, en Assen, ante 96.152 motards y millones de telespectadores. "Vale y yo debemos dar gracias a Dios por habernos dotado de semejante don, el de ser más veloz que nadie. Habrán muchos más ganadores, más campeones, pero tendrán que pasar muchos años, muchos, varias décadas más, para que nazca otro Agostini u otro Rossi, de eso no me cabe la menor duda", sentenció Giacomo.

VICTORIA IMPECABLE El triunfo número 100 del Doctor llegó con una de sus mejores intervenciones, pura microcirugía, corte limpio, cosido perfecto, operación impecable. Y esa última aleluya, que provocó miles de hurras en Assen, llegó a sus 30 años "13 años (12+1 diría su amigo Angel Nieto) de su primer triunfo en Brno en 1996" en su GP número 217 "es decir, gana casi el 50% de las carreras que corre", significó su 157º podio e hizo añicos la clasificación del Mundial de MotoGP que, antes de la gesta de Vale, estaba igualado a 106 puntos, con Jorge Lorenzo y Casey Stoner pegaditos a su colín.

Pasa a la página siguente