No estuvo mal, aunque pudo ser mejor. Javier Cienfuegos logró el séptimo puesto en el Mundial de Doha en una cita histórica para el deporte extremeño y nacional, ya que era la primera vez que un martillista español disputaba una final de esta especialidad. El montijano, de 29 años y en el mejor estado de forma de su vida, fue de menos a más, aunque quedará la duda sobre dónde podía haber llegado un último lanzamiento que dio en la red y no progresó lo suficiente. ¿Hubiera sido medalla? Siempre quedará la duda.

Pero Cienfu pasará a los anales, pese a que no se acercara a su récord nacional, ese que ha batido en cuatro ocasiones en esta espectacular temporada. Sólo el lanzador de peso leonés Manuel Martínez obtuvo un mejor resultado: cuarto en Edmonton 2001. El séptimo de Cienfuegos mejora el octavo del discóbolo Mario Pestano en París 2003.El título --cuarto consecutivo-- fue para el gran favorito en Qatar: el polaco Pawel Fajdek con 80,50, seguido del francés Quentin Bigot (78,19) y del húngaro Bence Halasz (78,18). El líder mundial del año, el polaco Wojciech Nowicki, quedó fuera del podio, cuarto con 77,69.

El plusmarquista español (79,38 en Andújar), en un círculo de su gusto, comenzó con un modesto lanzamiento de 73,25 metros. Mejoró en el segundo con un tiro de 74,43 y tuvo que superarse en el tercero (76,00) para seguir con vida en el concurso, dentro de los ocho mejores, que era su primer objetivo ayer. Iba a tener tres más. Seguía escribiendo la historia. No se detuvo su progresión: 76,57 en el cuarto, al final su mejor lanzamiento. Bajó en el quinto: 76,01, que le situaba séptimo, y cerró con 74,64.

Cienfuegos se había clasificado por primera vez en su vida para la final de unos campeonatos del mundo. A la quinta tentativa, alcanzó en Doha un logro --ser finalista-- que le había resultado esquivo en Berlín 2009, Daegu 2011, Moscú 2013 y Pekín 2015. Ningún otro lanzador de martillo español lo había logrado.

Cienfuegos llegó a Doha con el último de sus cuatro récords nacionales batidos este año todavía reciente (79,38 el 6 de septiembre en Andújar) y con el objetivo declarado de «luchar por las medallas», como tercero del ránking de participantes.

SÓLO DOS DELANTE / En la lista mundial del año, el español sólo es superado en marcas, incluido el concurso de ayer, por dos polacos (Wojciech Nowicki, 81.74, y Pawel Fajdek, 80,88). Todos nacidos en el 89, un año mayores que el extremeño.

Diez años después de encabezar, con un tiro de 80,24 metros, el ránking mundial júnior con el martillo de seis kilos (el utilizado en categoría sénior pesa 7,260), Cienfuegos ha alcanzado la madurez y la seguridad que le faltaban para alcanzar la elite mundial en categoría absoluta.

Manuel Martínez, que fue campeón mundial de lanzamiento de peso en pista cubierta y todavía tiene el récord nacional (21,45), asegura que el extremeño ha logrado sincronizarse exactamente con el martillo, moverse al mismo ritmo, sin adelantarse, como hacía antes. Juntos, atleta y artefacto, hicieron historia en los Mundiales de Doha.

Como ha contado este diario en numerosas ocasiones, Cienfuegos había comenzado en Montijo junto a su inseparable Antonio Fuentes (presente en Doha junto al equipo de técnicos) y a los 17 años se trasladó a la residencia Blume de Madrid para seguir trabajando con Raúl Jimeno. Bajo su dirección logró ese récord del mundo júnior, debutó con 19 años en un Mundial, Berlín 2009, donde lanzó 72,01.

Una rotura de isquio truncó su progresión. Hasta 2015 se quedó estancado en torno a los 75 metros. Ese mismo año, después de siete años en Madrid, regresó a Montijo con Fuentes. Allí, orgulloso de estar con los suyos regularizó su vida personal, pero falló al año siguiente en los Juegos de Río 2016, donde sólo lanzó 69,73.De acuerdo con Fuentes, recurrió a Carlos Burón, el hombre que dirigió a Manolo Martínez, y todo cambió. Tuvo que operarse de la espalda, con una inoportuna hernia, pero eso le sirvió para corregir detalles, meterse en política y las marcas empezaron a fluir: cuatro récords de España este año y los 80 metros a tiro.