Cisqui llegó con un sabor agridulce a la sala de prensa. Tras el partido estaba "muy contento y orgulloso por el trabajo de mis jugadores" aunque, al tiempo, decepcionado con una labor arbitral "que no podemos comprender. Jamás voy a pensar que un árbitro venga a pitar en contra de un equipo. La verdad es que no le encontramos explicación a lo que ha pasado". Confesó que la expulsión de Pavone rompió el partido e insistió en que "lo del árbitro ha sido absurdo". Aceptó que el empate de ayer es un paso a trás en las aspiraciones del equipo a la hora de luchar por la cabeza aunque advirtió que "mientras tengamos opciones matemáticas nosotros vamos a estar ahí peleando". Se consoló argumentando que "a pesar de todo hemos conseguido restar, pero es verdad que queda una semana menos".

Por su parte, Alvaro Pérez mantuvo un fariseico discurso advirtiendo primero que no iba a hablar de los árbitros, porque se lo había prometido recientemente, para luego argumentar que el de ayer había acertado en la expulsión de Pavone. Calificó el duelo de ayer de "un partidazo" elevándolo luego a la categoría de "un choque de superior categoría y hasta de una liguilla de ascenso por el ambiente". Preguntado por la repercusión que tuvo en el encuentro la expulsión de Pavone espetó que "no se acaba un partido porque se expulse a un jugador". Y una sentencia final a vueltas con la coherencia: "Creo que el árbitro no ha influido en el partido de hoy". Pues eso mismo.