Ni Italia, ni Francia, ni España, ni ningún país de los considerados como escenarios tradicionales del ciclismo. Australia fue la elegida y a las Antípodas se han ido ya muchas de las estrellas de un deporte sobre dos ruedas cada vez más globalizado. Esta semana se disputa el Mundial (primero contrarreloj y luego ruta), la última cita del año. Y lo hace en Melbourne, camino del verano y con una diferencia horaria de ocho horas. Las carreras acabarán poco antes de las 9 de la mañana.

Así que será necesario madrugar y apostarse antes del amanecer frente al televisor si se quiere seguir en directo la presumible carrera de Fabian Cancellara hacia una nueva medalla de oro, en la disciplina de contrarreloj, o el domingo comprobar si Oscar Freire, líder de España (Alberto Contador no participa), es capaz de convertirse en el primer corredor que gana cuatro títulos.

Este Mundial presenta algunas novedades. La más importante es que, de hecho, pese a llevar la denominación de origen de Melbourne, las carreras no se disputan en la capital del estado de Victoria sino en Geelong, una ciudad portuaria distante 75 kilómetros. Por esta razón, se romperá la tradición de celebrar la prueba en ruta masculina (la carrera reina) en un circuito cerrado al que se acostumbra a dar varias vueltas para superar los 200 kilómetros. El próximo domingo los representantes de las selecciones participantes deberán efectuar primero un enlace entre Melbourne y Geelong de 83 kilómetros para afrontar luego 11 vueltas al circuito de Geelong, hasta completar los 257 kilómetros.

La selección española ya se encuentra en Australia. El viaje se ha adelantado en una semana para que los nueve integrantes del equipo que dirige José Luis de Santos puedan aclimatarse sin problemas al cambio de horario y de clima. Trabajarán en favor de Oscar Freire, aunque con Samuel Sánchez gozando de libertad de movimientos.