Bajo el recuerdo todavía de la imagen de Leo Messi dejando el campo con el balón bajo el brazo, uno más en su amplia colección de hat tricks, el Barça se presenta en la nueva casa de Guardiola sin urgencias pero sin ánimo de hacer turismo. Manchester le recibió inusualmente con sol, todo un detalle después de días cubierto por la bruma.

Pero el Barça hará bien en no dejarse camelar por esta luminosa bienvenida. El City es un buen anfitrión, cuidadoso con todos los detalles pero a la hora del partido (20.45, Antena 3) apretará los dientes para que ni Messi ni nadie se marche con otro balón y sonriendo.

Hay mucho en juego, aunque el Barça tenga margen de maniobra, libre de presión y con media clasificación en el bolsillo. Un empate le bastaría para certificarla, pero le faltaría cerrar el pase como primero de grupo. El City, no. Al City le queda todo por hacer, condicionado por el golpe que supuso el inesperado 3-3 de Glasgow y con el Borussia acosándole en la pelea por esa segunda plaza. Una derrota e incluso un empate esta noche le obligaría a jugarse la vida en Mönchengladbach, con la angustia que supondría el riesgo de no pasar a octavos.

Así que es fácil imaginar a Guardiola dándole vueltas y más vueltas a la pizarra por más que, en el fondo, sepa que la última palabra siempre la acostumbra a tener Messi. Lo sufrió en el Bayern cuando en el Camp Nou ya casi se daba por bueno el 0-0 y en dos minutos (m. 77 y 79) mandó a paseo horas y horas de trabajo. Y lo repitió hace 15 días, cuando corrió más que nadie ante el resbalón de Fernandinho, ajustó el balón al poste con esa facilidad tan natural y acompañó a Suárez para rematar su asistencia. Pim, pam, pum y adiós. Parece imposible combatir un fenómeno tan paranormal. Y por si no fuera bastante castigo, en las dos citas acabó apareciendo Neymar para cerrar esa doble dolorosa cuenta (3-0 y 4-0).

Messi no suele pasar de largo en los grandes momentos, y parece que con Guardiola ese efecto se multiplica. Y ahí están Suárez y Neymar para escoltarle. El tridente no renuncia a dejar su sello en las citas imponentes como la del Etihad, lejos de la pereza que mostró ante el Granada, y es fácil tener la sensación de que no hay pizarra ni jaula táctica que pueda con ellos cuando se ponen manos a la obra. Romper esa dinámica es el desafío de Guardiola.

BAJAS DE PESO / Pero el tridente no lo es todo y el Barça llega a Manchester sin unas cuantas piezas de peso. Iniesta y Piqué, por encima de todas, y a las que se añaden Alba y Mathieu, lesionado y sancionado. En el otro bando, no estará Bravo, purgando un poco más la penitencia de su expulsión en el Camp Nou, y solo Sané y Zabaleta son dudosos. En la libre elección que tiene Guardiola, el Kun Agüero formará esta vez en primera fila. Se levantará del banquillo, reforzado por su última actuación (dos goles) y el papel más intimidante, aunque incomparable con el que desempeña Messi.

«Será un partido muy chulo y divertido», aseguró Rakitic, admitiendo el peso de la ausencia de Iniesta. «No hay otro como él». Convencido de que el partido será muy parecido al de la ida, Luis Enrique lanzará las mismas consignas. H