Si pudieran elegir, Barça y Arsenal, más que pelearse, preferirían jugar el uno contra el otro por el simple placer de jugar, sin límite de tiempo y bajo una regla sagrada: nada de echarse atrás. Si les dejaran, Barça y Arsenal se citarían hoy en el Emirates (20.45 horas, Canal Extremadura) con el desafío de ver quién es capaz de tener más rato el balón, y dentro de una semana volverían a encontrarse en el Camp Nou, y al final de unas cuantas horas de buen fútbol, de atacar, atacar y atacar, a Pep Guardiola y a Arsene Wenger no les costaría ponerse de acuerdo en decidir quién era el vencedor, sin mirar siquiera el marcador. Se darían un apretón de manos y hasta la próxima.

Pero la Champions no entiende de romanticismo, y Barça y Arsenal están condenados a pelearse de verdad en un duelo que se abre hoy en Londres y que dejará a uno de los dos en semifinales, a un paso del Bernabéu. Lo harán con la idea de que el fútbol es por encima de todo un juego. Un juego con el que se puede transmitir belleza.

Frente a un espejo. Así pueden sentirse Barça y Arsenal en un cara a cara que enfrenta a dos equipos que comparten estilo, y cuyos creadores se profesan una admiración mutua. Los dos anteponen los medios al fin, aunque Guardiola ha llegado al final del camino mucho más deprisa que quien era y es uno de sus referentes. En el fondo, unos se miran en el espejo de otros y viceversa. Pero el Barça está muy por encima de la obra que este arquitecto francés empezó a construir en 1996, en una revolución que le empareja con la de Cruyff en el Camp Nou, huérfana eso sí de la gloria de los títulos.

LA DUDA DE CESC Hay, por supuesto, grandes diferencias. La primera afecta a las raíces. El único sello inglés del Arsenal es el nombre. El general Wenger se ha rodeado de soldados galos, pero la cabeza y el corazón del equipo llevan la misma sangre que la del Barça. Cesc creció en el Mini, pero se ha hecho futbolista gracias a Wenger.

El suyo es uno de los nombres de este duelo. Y también uno de los misterios. "Hay el 60% de posibilidades de que no juegue", aseguró Wenger. No se sabe si en esto también juega a pecho descubierto o hay algo de engaño. "No tengo porqué no creerle. Con Cesc, son mejores, pero sin él ganaron 5-0 al Oporto", dijo Guardiola sobre un futbolista al que definió como "muy estilo Barça". Cada día es más decisivo. Es el máximo goleador del equipo en la Liga (15 goles) y suma un total de 18.

LA EMOCION DE HENRY En la pizarra de Guardiola siempre hay dudas. Nunca es fácil adivinar sus planes, que ayer dijo no tener todavía decididos. Hay varias piezas en el aire. La pareja de centrales, por ejemplo, ante la irrupción del espléndido Milito. Si Piqué está recuperado, podría acompañarle y que Puyol se desplazaría al lateral izquierdo en lugar de Maxwell.

Abidal recibió el alta ayer, pero el intenso calendario no recomienda precipitar su reaparición. Quien se ha quedado en casa y siempre se echa de menos es Iniesta. "Andrés condiciona cualquier sistema porque es muy bueno, pero no está y no está", comentó Guardiola. Con Xavi y Keita garantizados, Busquets parece por delante de Touré.

Al duelo se le añaden distintas notas emotivas, que empiezan con el recuerdo de la final de París, pasan por Cesc y siguen con Henry, la figura sobre la que se concentran muchas miradas. El mejor jugador de la historia del Arsenal vivirá el partido que jamás deseó jugar, y que no se quita la cabeza desde que la mano de Butragueño le condenó a este extraño reencuentro. "Es un partido muy emocional y muy fuerte para él", reconoció, aunque aseguró que no es un elemento que vaya a tener en cuenta para decidir si juega o no. Pero, por encima de la emoción, está la obligación de marcar como sea. La Champions no da segundas oportunidades.