Jesús Gil y Gil le dio sepultura y otro controvertido empresario español, Domingo Díaz de Mera, le ha devuelto a la vida con la ayuda del hijo del exalcalde de Marbella. Diecisiete años después de desaparecer, el Atlético de Madrid de balonmano volverá a jugar en la Liga Asobal la próxima temporada: el cuadro colchonero será la reencarnación del Ciudad Real, subcampeón de Europa, que la próxima temporada disputará sus encuentros en el pabellón de Deportes de la Comunidad de Madrid.

Díaz de Mera, dueño de media Castilla-La Mancha hasta hace cuatro días, ha decidido trasplantar a su emblema mientras su imperio en tierras manchegas se desmorona.

La derrota ante el Barcelona en la final de la Champions no fue, ni mucho menos, la más dolorosa que encajó el Díaz de Mera el pasado mes de mayo.

El empresario perdió mucho más el 15-M, cuando su amigo José María Barreda sucumbió en las elecciones a la presidencia de Castilla-La Mancha, tras siete años en el cargo, y María Dolores de Cospedal cerró el grifo.

SIN PATROCINADOR Al ver que las ayudas públicas (que habían llegado a ser de un millón de euros anuales) se esfumaban y que Renovalia retiraba el patrocinio, Díaz de Mera lanzó un órdago: "Si en dos semanas no aparece un patrocinador, me llevo el equipo de Ciudad Real". Ni una manifestación, con una ruidosa protesta, evitó que cumpliera finalmente su amenaza y sus deseos ya se han convertido en órdenes realmente expresas.

"Nuestro presidente ha tomado una decisión muy dura y complicada. Sin embargo, ha sido la mejor", aseguró ayer Luis Miguel López, director gerente de un club con tres Champions y cinco Ligas en la última década.

Mientras el BM Ciudad Real se tendrán que conformar con el segundo equipo y las categorías inferiores, López confía en que Madrid, además de aportar un patrocinador, vuelva a engancharse con un Atlético que entre 1950 y 1994 conquistó 11 Ligas. "Sería de tontos pensar que esto no revitalizará la Asobal. Los duelos entre Barcelona y Atlético van a ser muy importantes para nuestro deporte".

El aeropuerto de Ciudad Real, en su día la gran apuesta de Díaz de Mera y que el equipo publicitó antes de acabarse, tiene una media de dos viajes diarios. Quizás los jugadores, que seguirán entrenando en Ciudad Real, lo usen para ir cada dos semanas a Madrid para jugar como locales.