La presión para que el Comité Olímpico Internacional (COI) y Japón pospongan los Juegos de Tokio de este verano se amontona hasta convertirse en un clamor global. Federaciones, atletas y representantes olímpicos han redactado comunicados y realizado declaraciones a lo largo de este fin de semana con el fin de doblegar el empecinamiento público de los organizadores de seguir adelante con un acontecimiento en el que sin duda hay muchas ilusiones depositadas, y muchas inversiones ya realizadas, pero impracticable en estos tiempos de pandemia, encierro, enfermedad y muerte.

La cancelación y reubicación de los Juegos hasta el 2021 o el 2022 empieza a ser una cuestión de tiempo. Pese a que oficialmente la postura del COI y del país anfitrión consiste en mantener inamovible la cita, los mismos organizadores nipones ya han empezado a estudiar alternativas y los costes que eso supondría. Así lo indica una información de la agencia Reuters de este domingo citando a ejecutivos de la organización.

Entre las opciones figuran reducir los Juegos o mantenerlos sin espectadores, pero a la vez se debate ya internamente sobre el gran tabú, el aplazamiento, que podría ser de uno o dos años. La decisión final corresponde al COI, aunque la voz de Japón resultará importante. No se sabe cuándo caerá la fruta, pero la presión para no prolongar más la incertidumbre crece cada día.

A lo largo del fin de semana se han escuchado peticiones de realismo desde todas las partes del mundo. Una detrás de otra, se han pronunciado en favor de la suspensión las federaciones de EEUU de natación y atletismo, el Comité Olímpico de Brasil, Serbia, Noruega y Croacia, el atletismo español, francés y británico, también la Federación Española de Fútbol.

Muchas deportistas, confinados en casa y sin acceso a las instalaciones de entrenamiento, han reclamado igualmente el aplazamiento, conscientes de estar perdiendo la forma, de que innumerables pruebas de acceso a los Juegos han sido suspendidas y, en definitiva, de que el peligro de la pandemia difícilmente habrá desaparecido.

RESISTENCIA LOCAL

En Japón la resistencia a perder su gran escaparate es fuerte. El primer ministro Shinzo Abe ha apostado su legado a los Juegos, calculando un auge en el turismo y de gasto del consumo, sin olvidar que el país ha gastado ya unos 12.000 millones de euros en preparativos.

Los Juegos Olímpicos no pueden moverse como un partido de fútbol", dijo Thomas Bach, presidente del COI, a la emisora SWR de Alemania. Es una tarea compleja y solo puedes actuar responsablemente cuando tienes una base clara para la toma de decisiones. "Una cancelación -añadió- sería la solución menos justa. Una cancelación destruiría el sueño olímpico de 11.000 atletas de 206 comités olímpicos.

No obstante, el viernes ya hubo una voz dispar, la de la excampeona judoca Kaori Yamaguchi, del comité organizador. Los Juegos deben aplazarse, dijo. Los patrocinadores principales, como Panasonic y Toyota, andan nerviosos, pero socialmente se mantiene la ilusión. La llama llegó a Japón el viernes en una ceremonia de bienvenida a escala reducida, pero el sábado más de 50.000 personas hicieron cola para ver cómo se exhibía en la estación de Sendai en Miyagi, según los medios locales. Japón tiene uno de los números más bajos de contagios y muertes por coronavirus, aunque existe escepticismo sobre esas cifras.