La cobertura del estadio Olímpico João Havelange, de Río de Janeiro, podría derrumbarse con vientos de 63 kilómetros por hora, informó hoy la Alcaldía de la ciudad brasileña después de clausurar el recinto.

La Alcaldía ordenó este martes el cierre del estadio, conocido como Engenhão, al recibir este informe, elaborado por la reputada compañía alemana Schlaich Bergermann und Partner (SBP).

El secretario municipal de Urbanización, Armando Queiroga, afirmó hoy en una rueda de prensa que se puede tardar entre 30 y 45 días en elaborar un proyecto de reforma de la cobertura del estadio, que fue inaugurado en 2007 y albergará las pruebas de atletismo de los Juegos Olímpicos de 2016.

Queiroga descartó que puedan existir problemas similares en otras sedes olímpicas y aseguró que es un incidente "aislado" debido a que los arcos tensados que forman la cobertura eran una "estructura única en el mundo" en la época de su construcción.

El responsable de la Alcaldía no descartó que se presente un "plan de emergencia" para poder reabrir lo antes posible el "Engenhão", que recibe numerosos partidos de fútbol debido a que el otro gran estadio de la ciudad, el Maracaná, está en obras para el Mundial de 2014.

El ingeniero Marcos Vidigal, del consorcio Engenhão, que administra el recinto, explicó que los problemas con la cobertura se detectaron en 2007, cuando se retiró el anclaje usado en las obras.

Dos de los arcos que forman la cobertura, el este y el oeste, se desplazaron un 50 por ciento más de lo que había previsto la constructora Alpha en el proyecto inicial.

El consorcio ha verificado que los arcos no se han desplazado más desde 2007, según Vidigal, y encargó varios informes para verificar el estado de la estructura, mientras que el estadio funcionaba normalmente para albergar partidos de fútbol, eventos deportivos como los Juegos Panamericanos de 2007 y numerosos conciertos.

Un informe elaborado en 2009 por la consultora portuguesa Tal Projectos recomendó que el estadio se clausurase en días con vientos superiores a 115 kilómetros por hora, según explicó hoy el ingeniero, aunque ese dossier "no indicaba riesgo" de colapso.

El nuevo informe, encargado en 2011 a SBP y presentado ayer, señaló por primera vez el riesgo del derrumbe de la estructura y con vientos más moderados, de 63 kilómetros por hora, lo que le llevó al consorcio a solicitar el cierre del estadio de forma "preventiva".

"Hasta este informe no había evidencia de riesgos", afirmó Vidigal, que también señaló que en los últimos años se han registrado vientos más fuertes y no ha ocurrido nada.

Los responsables municipales dijeron que es prematuro atribuir responsabilidades, por lo que la Alcaldía probablemente asumirá las obras de reforma y después pasará la factura al culpable.