El fútbol pertenece a los jugadores, pero tampoco el diván es ajeno a los futbolistas. Los psicólogos recomiendan una terapia de choque cuando la tensión ha alcanzado cotas máximas y eso es lo que hicieron ayer los jugadores del Madrid, que se reunieron en un restaurante a las afueras de la capital para poner freno a las dos semanas de voracidad verbal de Mourinho. El objetivo no es otro que olvidar las guerras intestinas del técnico portugués para unir fuerzas con vistas a la última cita de la temporada, la final de Copa en el Bernabéu.

Por allí no apareció nadie del cuerpo técnico. Solo había sitio para jugadores, fisioterapeutas y el delegado del equipo. A la cita se le buscó una justificación perfecta: la comida que costean los nuevos fichajes: Essien, Modric y Diego López, pero por encima de eso se hacía necesario juntarse, verse las caras y echar unas cuantas risas después de tanta tensión acumulada durante toda la temporada.

Arropar a Pepe

Dicho y hecho. Después del entrenamiento, los jugadores se citaron en un restaurante de El Pardo. Entre los entrantes y el pescado había muchas cosas que hacer. Para empezar, arropar al proscrito Pepe, castigado y humillado por defender a Casillas. El propio Iker también fue objeto de diversas bromas por su anuncio en el que recita parte de su palmarés. Nada indica que el capitán juegue la final de la Copa; es más, hace unos días corría el rumor de que ni siquiera estaría entre los convocados para que no pudiera recoger el trofeo, en el caso de ganarlo. También Ramos podría cederle el brazalete a Casillas para que el portero de Móstoles recogiera el trofeo.

"Comida con los compañeros", escribía Iker en su Facebook. Ramos, por su parte, apuntó en su Twitter: "Disfrutando de una buena comida con mis compañeros de equipo y cogiendo fuerzas para la final del viernes". Hace unos días, Ramos pedía que se terminaran los egos y los problemas con el entrenador y algunos jugadores. También se erigió en el líder del vestuario para anteponer el bien del equipo a otras cuestiones, como las incendiarias declaraciones de Mourinho o que el entrenador portugués no les dirigiera la palabra en varios entrenamientos.

También se brindó por la recuperación de zil, que ayer ya se ejercitó con sus compañeros tras el esguince que sufrió ante el Málaga. Ramos, en cambio, lo hizo en el gimnasio por los problemas que arrastra desde el choque ante el Borussia. Nada indica que se pierda la final, ya que en el caso de hacerlo obligaría a Mourinho a variar su idea para el centro de la zaga, donde alineará a Albiol y Ramos y donde no piensa incluir a Pepe.

Al central portugués se refirió ayer un compatriota, y del Atlético, Paulo Futre, que opinó sobre las críticas de Pepe a las declaraciones de Mou. "Siempre le tuvo a su lado y no se esperaba esas declaraciones. Mourinho se ha podido sentir traicionado por Pepe", declaró el exjugador rojiblanco. Si fue así, el técnico portugués se tomó cumplida revancha.