La vertiginosa ascensión del Cáceres CB desde el infierno hasta el cielo fue muy emocionante, pero peligrosa: la afición pasó de la sopa de ajo al caviar sin pasar por el pollo asado. El equipo saltó en un solo año de las ligas regionales al campeonato de más calidad de Europa. No dio tiempo a que fraguara una masa social cimentada en el sufrimiento y más amante del baloncesto que del triunfo.

En Cáceres, desde hace 11 años, decir basket es decir victoria, orgullo, élite, fiesta, alegría, euforia y autoestima. Convertir todo eso en simple afición al deporte y en capacidad de aguante va a ser muy difícil. El 80% de los aficionados que subieron al cielo el sábado 19 de septiembre de 1992, certificando incrédulos que su Cáceres vencía en el V Centenario a un campeón de Europa llamado Joventut, un año antes casi ni sabían que existía el Cáceres CB.

Lo que ha venido después han sido 11 maravillosos años en los que cada 15 días, los cacereños levitaban en un pabellón sintiendo que su ciudad estaba, por fin, en lo más alto de algo. Pero eso se ha acabado y ahora, la vida se bifurca en dos caminos: uno lleva al precipicio inmediato, que espera a la vuelta de 15 días, y el otro conduce a una travesía del desierto al final del cual espera, de nuevo, el paraíso.

El primer partido de la ACB se celebró un 10 de septiembre de 1983. Se enfrentaron en el pabellón Ciudad Jardín de Málaga el Caja de Ronda y el Peñas Recreativas de Huesca. El Huesca bajaría esa misma temporada y el equipo malagueño descendió a la siguiente. Pero ambos volverían a ascender. En los 20 años de historia de la ACB, sólo seis equipos (Real Madrid, Tau, Barcelona, Estudiantes, Joventut y Fórum) no han descendido nunca. Los demás han bajado, han subido, han desaparecido...

11 DE ACB EN LA LEB

Bajar es lo normal para una ciudad que no llega a los 90.000 habitantes. En la trepidante liga LEB hay hasta 11 clubs que han participado en ACB y sólo tres equipos son de ciudades más pequeñas que Cáceres.

Cáceres debe escoger entre ser como Lugo, otra ciudad de 90.000 habitantes cuyos aficionados han sabido mantener el entusiasmo a pesar de haber descendido y subido tres veces a la máxima categoría, o ser como Huesca, donde al segundo descenso, la afición y el equipo se diluyeron.

Lo que nunca puede suceder en Cáceres es lo que pasó en Granollers, Ferrol o Zaragoza, donde sus equipos en ACB desaparecieron por problemas económicos. Pero aun en ese caso, habría dos opciones.

La primera sería renacer de las cenizas como han hecho en Zaragoza, donde el CAI está ya en la Liga LEB y la afición ha retornado al pabellón, y en Ferrol, cuyo club está jugando los play-off de ascenso a la LEB 1. La segunda es seguir los tristes pasos de Granollers y desaparecer para siempre.