Hay extremeños en cualquier lado: recepcionistas en un hotel de Kuala Lumpur, Erasmus borrachas en Nicosia, cooperantes en Youndé… También hay un interior izquierdo del Socuéllamos que lleva una academia de inglés en Albacete. Se llama Kike Domínguez, es de Aceituna y se enfrentará al Cacereño en la segunda eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda División B.

Dicharachero, y con el acento ‘chanante’ que se le ha pegado ya inevitablemente tras casi una década en La Mancha, Domínguez, de 28 años, tiene una mezcla de sentimientos ante el pulso. «Me hace ilusión, pero me fastidia porque uno de los dos va a quedar eliminado. Soy extremeño y quiero que nuestro fútbol esté lo más arriba posible. El otro día estuve apoyando al Mérida por la tele y fue una lástima. Tengo un gran amigo allí que es Javi Gómez», cuenta haciendo un paréntesis entre clase y clase, antes de ir a entrenar a Socuéllamos, que está a una hora de Albacete, ya en la provincia de Ciudad Real. Tiene apenas 12.000 habitantes.

Su historia, como casi todas, merece detenerse en ella. Aceituna, en la mancomunidad de Alagón, vio sus primeras patadas a un balón hasta que Alberto Urquía, actual segundo entrenador del Coria, le llevó al Pulimentos Pacheco siendo apenas un niño. Destacó en categorías inferiores y se incorporó al Plasencia, donde estuvo como cadete y juvenil y llegó a debutar con el primer equipo. «Mi primer partido fue contra el Coria y ganamos 1-3. Luego también jugué en Mérida contra el Imperio del mítico de Pedro José», recuerda. También se interesó por él el Cacereño a través de Pedro Rossi. «Me hubiese gustado y llegué a pasar las pruebas, pero Plasencia estaba mucho más cerca de mi pueblo», explica.

ALBACETE EN EL CAMINO / Llamó la atención del Albacete, que le incorporó a su equipo de División de Honor juvenil. Con el tiempo se asomó al primer equipo, que estaba entonces (temporada 2012-13) en Segunda B. Primero fue en un amistoso frente al Borussia Dortmund y luego, en partido oficial en Arroyo. «Perdimos en el descuento de penalti y echaron al entrenador, Antonio Gómez, y el que vino trajo a varios jugadores y ya no contó conmigo», lamenta.

Así fue como se cruzó en su vida el Socuéllamos, donde lleva desde el 2013 y se ha convertido en un histórico: es uno de los capitanes y el futbolista que más ha vestido su camiseta en Segunda B, donde permaneció tres temporadas (2014-17), la segunda de ellas jugando incluso la fase de ascenso a Segunda. Es titular casi siempre. «Me siento alguien importante aquí. El entrenador me da mucha confianza. Soy interior izquierda, pero me dice que me mueva por la zona ofensiva donde yo vea», reconoce. Esta temporada, lamenta, solo ha marcado dos goles, «pero soy más de darlos que de hacerlos».

Con su pareja se metió en el negocio de las academias de inglés y ahora ya tiene dos en Albacete, de donde no se ha movido. «Ahora tenemos 650 alumnos y estoy muy contento. No estoy ‘de vuelta’ en el fútbol y podría seguir perfectamente en Segunda B. El Mérida me ha llamado muchas veces, pero económicamente tiene que ser una oferta muy buena para salir», explica.

Y es que habla del Socuéllamos como «un club muy serio» que «ha dejado la misma estructura que la temporada pasada, pese al descenso. Ir a entrenar todos los días supone una hora de viaje, pero me va bien».

No se atreve a hablar de quién es favorito para pasar a la eliminatoria definitiva. «El Cacereño es un club grandísimo, de Segunda B. Los dos equipos van a tener sus oportunidades. Van a ser partidos de pocos goles por el estilo de juego que tenemos ambos. Somos fuertes defensivamente y lo hemos demostrado. Esto se va a decidir por detalles», pronostica.

Ese hipotético partido de 180 minutos vive sus primeros 90 el domingo en el estadio Paquito Jiménez. Y el propio Kike Domínguez advierte que los verdes se encontrarán un ambiente encendido. «Ante el Jaén [en la primera eliminatoria] hubo como 3.000 personas», dice. También prevé presencia visitante en la vuelta, en Cáceres, «aunque también dependerá del resultado de la ida y del horario. Si es por la mañana, lo mismo 300 o 400 personas, como en Jaén». Sí habrá, asegura, un autobús de familiares y amigos de Aceituna que irán a apoyarle desde Aceituna. Y es que las raíces nunca se olvidan, por muy lejos que estés...